Del pensar

La realidad avanza deliberando vidas y situaciones.

Las mentes viajan, se ocultan tras la nebulosa que expande linealidades dispersas.

Me corro de ese maldito sol que todo lo ilumina.

Los espacios aún siguen vacíos.

Deslizado a un extremo sigo lateralizado.

El musgo me atravesará esta noche.

Solo pido que…El amanecer no amanezca, que suenen de una vez las campanas.

Para poder escapar de esta melaza insoportable que me agobia.

Siento el temor de los pájaros, concibo los sonidos paralizantes.

La humanidad se hunde en los dolores del alma.

Nada cambiará, aunque me escuches.

Todo me perturba y la nada será enfermiza.

Lo sé…

Cuando exista ese todo no sabré elegir.

Lo que haga, o elija, me modificará.

Mi sombría muerte está agotada de esperarme.

Todos, incluso ella, tenemos la angustia del pensar.

Es que el demonio del pensamiento, nos retrotrae y nos lleva hacia él.

Y cuando lo haya logrado, subvertirá los descentramientos, absolutizándolo todo en un solo movimiento.

Tan terriblemente indeleble.

Que nos abrumaremos y nos mostraremos incomodos, extraviados, imperpetuos.

Deberé proyectarme sin sentido y, dejarme llevar por la caricia de mi propia mendicidad, para que viaje continúe hasta otro ser.

Entonces allí habré encontrado la llave que evanesce al dolor.

Habré hallado la inepcia del entusiasmo.