Delirios de grandeza.

Éramos las páginas de una novela,
escrita en tiempos de mi abuela.
Y salimos a respirar aire puro.
Convertidos en aviones de papel.


Luego, fuimos mariposas dadivosas y ágiles. Generosas, cocinando el pastel.


Para culminar con el vuelo acróbata del murciélago.
Que ama la obscuridad de la noche.
Entonces, década a década, nos fuimos gestando, dentro del vientre materno.
Se realizó el sueño que era teoría. Se hizo práctica.


Hoy día, somos agentes de Policía, y pertenecemos a las fuerzas de seguridad del Estado.


Yo sé que a veces, te preguntas: ¿ A qué viene tanta disciplina ?
Pues conduce al éxito. Pero luego, hay que agradecer a los demás, por su ayuda desinteresada.
Y yo te doy motivos para que prosigas caminando, rumbo al oasis.
En este desierto del Sáhara.





Sé que eres un compinche de mis muchos arrebatos.


Que juntos, firmamos en el Universo y firmamento, innumerables garabatos.
Que hemos dado licencias para que prolifere la vida en otros mundos, muy lejanos.
Y que bajo nuestro auspicio, sonríen las civilizaciones extraterrestres.
Porque somos los mejores habitantes de toda Europa.


Y si me apuras, de toda la galaxia, Vía Láctea.

 

Esto me remonta a un escrito que lei hace un año: Piensa como adulto, vive como joven, aconseja como anciano,
y nunca dejes de soñar como niño. Recibe un gran saludo cordial desde Venezuela.

 

¡ Gracias, Benigno ! Lo has resumido. Me parece brillante.