Dentro de ocho siglos, un día como éste...

Somos buenos amigos, dentro de lo que cabe.
Nos conocimos en un planeta inexplorado.
Moraban en él, humanoides grises,
que vivían su Edad Media, en chozas y cabañas, junto a los bosques, montañas y ríos.


Vimos espadas relucientes, leones corpulentos y perros gigantescos, silvestres.


¿ Recuerdas a la vampira que conquistaste con tus encantos ?
Y de madrugada, le hincó el diente a tu cuello, para chuparte la sangre.
Menos mal que acto seguido, buscó hierbas y hojas curativas,
y te aplicó la pasta resultante de mezclarlas, so la herida. Que cicatrizó en apenas dos minutos...


Luego, viajamos donde los amborinos, que entienden cualquier lenguaje hablado,





en los mundos civilizados de nuestra galaxia.
Disponen, para ello, de unos aparatos traductores que funcionan con mecanismos internos,
de nano-tecnología. O sea, procesos físicos moleculares y atómicos, en pro del algoritmo
informático, de búsqueda y captura, del término apropiado o semejante.


Se pegan esos aparatos, al oído.


Son expertos en democracia, y en diversidad. No discriminan a nadie.
Somos grandes amigos, ¿ Verdad ? Como buenos delfines. A bordo de innovadoras naves espaciales...