Deportivo VS Athletic

Había comenzado el partido hace menos de cinco minutos. En el estadio, el público asistente a penas alcanzaba las 50 personas. El equipo femenino del deportivo de A Coruña se enfrentaba al athletic en el trofeo Teresa Herrera. Nuestra delantera había fallado un tiro clarísmo de gol.

-¡Puta!- grito mi amigo.

-Son todas unas malditas putas de mierda!-

Lo eran. Las cabronas jugaban de pena. Pero el resto de la grada no entendió esa clase de comentarios.

-!Vete a la puta mierda, machista cabrón! ¡Fuera de aquí!-

-¡¿A quién coño llamas machista cabrón?!¿¡ Es que ya no se puede hablar o qué!? El tiro era claro-

-Las chicas hacen lo que pueden joder, y lo hacen de puta madre-

-Vete al carajo. Espero que ese maldito discurso te sirva para follarte a tu novia pero son unas zorras que no marcan ni al arco irirs. Menos mal que las otras son malas igual-

-Al menos tiene novia- Respondió la chica que se sentaba a su lado.

-Cállate imbécil- Recriminó de poca sutilezami amigo.

- Voy a llamar a seguridad para que te saque a patadas del maldito estadio. Es una vergüenza que en pleno siglo XXI haya gente así-

La cosa comenzaba a ponerse fea. El resto del estadio siguió los abucheos. La gente parecía muy involucrada en la disputa. Seguramente porque el que sucedía en el terreno de juego no era mucho mejor.

-Si no te gusta, ¿para que carajo vienes? -

-Vengo a ver un puta partido de fútbol. Y digo lo que me de la gana. Que por algo pago-

Una inmensa mole de carne y tinta se levantó del asiento que se situaba 7 filas más atrás que el nuestro y se acercó rápidamente hacia nosotros. La hija de puta vestía de negro y azul oscuro. Mi amigó trató de anticipársele y decidió lanzarle un puñetazo que apenas le rozó. La mujer aquella le agarro de la cabeza y posó la boca en su cuello para morderle con todas sus fuerzas.

-Ahhhhhh, joder. Está jodidamente loca-

El público estremeció. Un montón de sangre caía del cuello de mi amigo. No fui capaz de mover un músculo por ver aquel maravilloso acto. La tipa aquella, en vez de acertarle un derechazo, como haría cualquiera, decidió que no sería suficiente dolor. Decidió que sentir el poderío sexual sería una venganza mucho más acorde con su justicia. O sea, lo violó. No sé si ya estaba muerto al soltarle el cuello y bajarle los pantalones, o si fueron los episodios de estrangulamiento, o los fuertes traumatismos en la cara y en la pelvis, pero el caso es que, cuando al fin optó por soltarlo para que los enfermeros del estadio pudieran explorarlo, el tío ya estaba muerto desde hace un rato. Cuando los camilleros se lo llevaron, el resto volvimos a nuestros asientos y continuamos con la mirada fija en la primera parte del partido.

-¡Vamos chicas!-