Desde el Festival Cervantino

DESDE EL FESTIVAL CERVANTINO



Guanajuato, 29 de octubre de 1980



Mi querida Yosahandi:


Por tu última carta, déjame reafirmar nuestro hado: somos quienes vivimos hambrientos de la inexistencia de nuestro cuerpo, ya que nuestra esencia fue un espejismo; somos homúnculos de los seres queridos, con heredado orgullo sin sustento genético que lo transmute en fuego (rival del sol cuando luzca altivo); y nuestro hedor de hueco ser des-almado seguimos a llanto o insulto, y hambreados por desilusiones.
Así es nuestro hado, pero no en absoluto. El llanto y el insulto son accesorios de nuestra cíclica obra teatral, somos libres de elegir la actitud con la que actuamos; así que no seas tan mezquina como para quitarte esa libertad. Y si ya te la arrebataste y la perdiste, encuéntrala; te aseguro que está en un hábito que amplía el horizonte de tu existencia. Si la obtienes, podrás sentir nuestro hado con metáforas distintas de las que posee mi reafirmación sobre ella. Pero recuerda: no caigas en la insensatez de Edipo que se opuso al designio del oráculo o de Penteo que desobedeció a Dionisio.


Espero que estés bien y que recuerdes mi cariño. Hasta pronto,
Atzel


P.D.: Creo que volveré antes de diciembre.