Desengaño perruno.

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2018 es el año chino del perro.


¡ Bienvenido !


Las épocas del mundo tienen sus signos.
Actualmente, nuestro sistema solar ha comenzado una nueva era.
La Era de Acuario.


Esa era zodiacal es muy amplia, pues abarcará más de 2.000 años. Hasta el 4.000 D. C., y algunos siglos más. No obstante, los años siguen trayendo energías, vibraciones y frecuencias que marcan nuestros comportamientos, como seres siderales, o cósmicos. Así, los meses se renuevan, y repercuten en más símbolos cuánticos.


Entonces, hay horóscopo, zodíaco chino y era zodiacal.


Por supuesto, el nombre y los apellidos también influyen en la personalidad, y el carácter.
También la zona geográfica del mundo, en la que uno viva.
Y finalmente, el código genético, con la herencia de nuestros ancestros, que atesora asimismo, el Libre Albedrío de todos los miembros de la especie. Gestos y decisiones que pasan a las generaciones venideras, sin previo aviso. Instalándose en el registro celular, de muchos parientes y allegados, y tal vez, de otros congéneres y semejantes, dispersos por el planeta.


Estamos tan conectados los unos con los otros, y con el Sol, y el planeta Tierra, y la galaxia...
Que es muy difícil adquirir prestigio.

 

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El ser humano está ligado a una cadena de trabajo muy grande.
Pasa por la Madre Naturaleza, ese trabajo en equipo.
Poblar el mundo y civilizarnos, conlleva que elijamos las ciudades, para vivir.
Así, florece un hombre ilusionado, que cree en sí mismo, y en todos los demás.
Apartándose de la fauna y de la flora, pues se siente dueño del ecosistema.
Dueño del paisaje. Dueño...
Es decir, dueño del Mar.
Dueño de Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón...
Dueño del Sol, la Luna, Mercurio, Venus, la Tierra...


¡ Dueño de las estrellas nocturnas ! Tú, ponte allí... Aquella estrella, que se ponga un poco más abajo. Eso es...


Y el hombre maneja, gobierna y domina, a su antojo.
Porque para ello, tiene dos ojos, una nariz y una boca.
Además, el hombre es un invento fascinante...
Es un robot muy obediente.


Es la máquina total.

 

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Original en su temática y bello en su dinámica y certera escritura, yo tengo perro y lo adoro porque nunca me hará daño, vamos es lo que pienso ahora, los perros de dos patas abundan ciertamente amigo callejero. Me ha gustado tu poema. Un abrazo. Paco.

 

Te digo por experiencia, que tú perro solo te hara daño cuando muera. Gracias por comentar