Desidia estival

Tengo calor. Me invade la desidia
y la abulia ha minado mis neuronas.
¿Dónde vas, voluntad? ¿Por qué abandonas
a esta pobre escribiente?¡Cuánta insidia!

No esperaba de ti tanta perfidia;
no quieres dialogar y no razonas,
te vas sin un motivo, me traicionas…
No te imaginas lo que me fastidia.

Mi estado general es deplorable,
camino sobre un campo de rastrojos,
lo que era inspiración, es un erial.

El día se me antoja interminable,
humedecen las lágrimas mis ojos
y os puedo asegurar que estoy fatal.

Este fuego estival
me tiene aletargados los sentidos
y hay un raro zumzum en mis oídos.
​

 

Entre la foto que nos dejas de ese mercurio subiendo como una bala hacia 40º (y más allá) y tus tercetos con ese estrambote añadido, a mí lo que me da la impresión es que está a punto de darte un golpe de calor si es que no te ha dado ya.

Te ruego que te cuides.

Me ha encantado este soneto, Eratalia. Tanto que estoy pensando en hacer otro como contestación. Verá si me sale algo.

Un abrazo con mi felicitación.

 

Hace calor. Pero entre risas se lleva mejor, un abrazo.

 

¿Para qué comentarte si no me dejas ni una tilde para saciar mi saña?
Lindo soneto, Eratalia, con toda la frecura que te caracteriza (paradójica en este caso).
Anda, anda, una ducha fría y a barrer esos rastrojos.
abrazo
J.

 

¡Magnífico! No lo que cuentas, el soneto del principio al cabo, querida Eratalia. Así que el calor da tan buenos frutos, como una buena cosecha de frutales dulcísimos.
Magnífico, insisto.
Con todos mis afectos un abrazo fuerte, querida amiga.
Salvador.

 

¡¡¡Ánimo, arriba los corazones!!! Y abajo los cal...cetines jjjjjj (perdón no lo puedo evitar) jjjjjj

 

Pero si no he despertado, ya te digo que estoy aletargada... Es que estaba pensando: ¡Qué calor! Y empecé a contaros como me siento.
No esperaba tan gratísima acogida.
Besazos.

 

Pero si no he despertado, ya te digo que estoy aletargada... Es que estaba pensando: ¡Qué calor! Y pensé contaros como me siento. Y fui desgranando sensaciones... No esperaba tan gratísima acogida.
Besazos.

 

ja,ja,ja Era ,creo que como tu y tu voluntad que te ha abandonado, estamos todos, no hay ganas de nada , esto parece en infierno.....¡ay, que miedo!,

buen soneto , encantador Era, un beso rimadora creadora de Eliodora , un tanto resistente en este u otro continente,marga

 

A medio metro estoy del golpe, cada día es peor que el anterior.
Espero que tu contestación no deje en la sombra a mi soneto acalorado, pero pensándolo bien, ahora se agradece cualquier tipo de sombra. ¡Adelante!
Gracias por tu comentario.
Abrazos.

 

Bello poema nos dejas. Como le comentara a otro colega, espero que al menos la humedad colabore un poco. Un gusto es leer tus muy buenas letras. Gran saludo!
Gus

 

Eso que no falte, quillo. Gracias por venir de visita.
Un abrazo.

 

¿Nada? ¿Ni una tilde? Bueno, lo de las tildes no me extraña, porque aquí donde me ves soy la nambar guán en materia de acentos ortográficos, mejorando lo presente, por supuesto. Estoy que no quepo en mí de gozo. Gracias.
Con los acentos estróficos otro gallo me canta.

Lo de barrer los rastrojos lo dejo para otro día, que la canícula lo desaconseja.
Abrazo.

 

Has espejado magistralmente tu malestar frente a los estragos letárgicos del calor. Yo del otro lado del mundo soportando un frío polar. que a vecs también nos paraliza. Me ha gustado mucho tu poema, Eratalia
Cariños

 

Creo que eres alérgica al verano, yo solo a las avispas... y me gusta el calor; siempre que tenga algún charco donde bajarme la temperatura y poder echar una siesta fresquito, fresquito.
Soneto con estrambote que nos derrite y nos amilana; mejor no moverse ni hacer aspavientos ante estos grados tan centígrados y desagradables, je je.
Lo bueno es que a estas alturas ya se van marchando los calores hacia otro hemisferio.
Genial, señora escribiente, y todo un soneto.
Un abrazote a la (re)vuelta de los Charcos.

 

Muchas gracias, Salvador, se me quedó este tema arrinconado y si no es que me pongo a repasar lo editado no encuentro los comentarios que en su día se me quedaron sin agradecer.
Así que lo hago ahora, muchas gracias por estar ahí siempre, animando y agradando con tus palabras.
Un abrazo.

 

Menos mal que parece que ya llegaron los fresquitos para quedarse, que parecía que el verano no se iba a ir y ya llevábamos mucho tiempo con los calcetines bajados, o mejor dicho, sin ellos.
Ahora ya, calcetines y chaquetitas.
Gracias por tu comentario.
Saludos.

 

Muchas gracias, Doña Margarita María, novia de Jesús.
Ya no tendrás calores, no.
Un beso.

 

No me hace falta que jures lo de los dardos.
Gracias por venir a dejar tu comentario.
Saludos cordiales.

 

Pues a mí el calor me mata pero no me remata, ya sabes, como los lagartos con la boca abierta al sol a ver qué pasa.
Detesto la bufanda y el calcetín de lana gorda, me esclavizan. Miedo me da el invierno y todos sus escalofrios.

¿El poema? Lúcido, lucido y robusto. Como siempre.


Mi abrazo.

 

Parece que ya pasaron aquellos tiempos, te lo digo desde dentro de una camisa de manga larga (por fin), pero solo camisa, nada de abrigo. Es que esta tierra mía es una solana quasi perenne.
Muchas gracias, estimado Gus.
Abrazos.

 

Supongo que ente momento se le estará dando la vuelta a la tortilla, tú tendrás menos frío y yo menos calor. Ay, so siempre se quedase así, en el término medio. No me gustan los extremos de ninguna clase.
Gracias por tus cálidas palabras.
Abrazos.

 

A mí también me gusta más el calor que el frío... pero el achicharre contínuo tampoco.
La señora escribiente agradece al señor comentante que haya venido a verla.
Y le manda un abrazo desde el sureste.