Despertar de noche

Hoy , como siempre,
me siento con el derecho
de leer un libro.

Es sano echarse encima el fresco de la tarde
intentando curar el estrés de amor
con un poema de Sabines,
apaciguar las temblorinas que dejan las fobias
ante un cuento de Benedetti.

Sentado en el quicio de la puerta,
a mitad de verso,
con alacranes bajo las sábanas de los amorosos,
aparecen las primeras luces y estrellas;
los grillos con su cri-cri-cri
auguran una luna aciaga
para Fido y su hocico roto

Un piquete de mosco me vuelve a la realidad.
Lo dejaré terminar.
Al fin y al cabo,
cómo descargar el manotazo
si ya somos de la misma sangre

 

Maramin:
No conozco el haikú, pero esa frase la decía mucho un compañero de la facultad y se me quedó grabada, hasta que la usé en el poema. Y sí es una de las formas como me gusta pasar las tardes. Gracias y hasta luego

 

VivianneLago:
Tus comentarios ya se han vuelto una especie de amuleto para mí. No te despegues. Hasta siempre, besos