Despertar de un Condenado

Estando solo en la inmensidad de la noche,
Nuevamente te vi y me di cuenta que aún existen Ángeles,
Tengo la esperanza de no haber muerto en vano,
Si tocaras mi mano y con el roce de tus labios,
Me harías revivir,

A una gloria furtiva,
A una gracia eterna,
Pues ya nada me queda,

Eso pensaba... hasta que nuevamente llegaste a mi vida,
Te amaré por siempre...

Aunque te ame en silencio,
Un perpetuo fuego fatuo inunda mi ser,
La noche y el día aún en la eternidad,
No tienen más secretos para mí,
Ni un solo misterio se guarda a mi mirada eterna

Tu celeste mirada me pierde en un abismo,
Y es el único lugar en donde encontraré la absolución,
¿Aún me recordarás? ¿Aún pensaras en mí?

La hiriente luz sigue mis pasos,
Sangre tibia y carmesí se desliza por mis muñecas,
Lastimadas por un arranque de furia,
Sería una ofrenda a tus pies,

Toma lo que queda de mí vida
¡Solo me importas tú!
¡Solo tu amor puede salvarme!

He vagado muchas vidas,
Perdí mi luz interior,
Me he condenado a vivir entre las sombras,
Relamiendo la sangre,

Regocijándome entre sufrimientos y agonía,
Esa era mi vida,
Hasta este día,
¡Este venturoso día!

Después de tantos siglos
Mi rostro sonríe y descubro que lloro,
Lagrimas aún quedan en este marchito cuerpo,
Condenado por la eternidad,

¡Oh humanos estúpidos! ¡Tienen todo y lo dejan perderse!
Por un instante quise ser como un Dios,
¡Fallé... fallé!
¡Reté al cielo a lo divino!
¡Y maldije todo... error... fatal error!

Véanme ahora... suplicando,
Implorando ver el amanecer una vez más,
Mirar el sol sin temerle,

Y a ti,
Hermosa doncella
Mirarte con luz otra vez,
Ahora que has revivido en este tiempo,

Solo puedo resignarme a observar tu descanso,
Velar tus sueños,

Nunca revelaré mi presencia,
Y es mejor desaparecer, llegar a la muerte,
No quiero estar así por toda la eternidad,

Invado el santuario de una iglesia,
Buscando un consuelo,
Un perdón que nunca mereceré,
Mis malditas acciones me condenan,

Me humillo ante la cruz,
Ante ti,
Que con una corona de espinas,
Y con tu preciosa sangre,
Lavaste los pecados del hombre
Llenando de esperanza y redención,

Con tu mirada suspendida en la inmensidad del tiempo,
Llena de sufrimiento y tormento que no conoce el final

¡Por amor me perdí... vendí mi alma por ti!
¡Por esperanza!
¡Por volverla a ver!
Y aquí estas después de tanto,
¿Y yo? ¡Solo una sombra maldita y vacía!
Ella una luz,
Una santa inmaculada,
Un rocío de belleza y ternura,

Por siglos disfrute de la crueldad y la pasión,
Inmortal he caminado,
Siempre entre sombras,
Oculto en la noche,

Acechando como bestia a mis víctimas,
Tomando su elixir que me permite vivir,
Cazando con la luna como testigo,
Asesinando por necesidad,

¿Y así deberé presentarme ante ella?
¿Ante la razón de mi existencia, el amor convertido en mujer?
¡No podría ser tan ruin, tan malvado y arrogante!

Mi corazón muerto se inflama al pronunciar tu nombre,
¡Oh maldita sea! ¿Que hice?
Sellé un pacto

Aún en este sagrado lugar,
En el silencio y la paz de este claustro
No encuentro el consuelo,

La paz se ha perdido para siempre en mí,
Pero no puedo dar marcha atrás ni buscarte otra vez,
Vagaré en silencio protegiéndote hasta tu muerte,
Amándote en silencio

Por toda la eternidad y… tu hijo del creador olvida mis rencores,
Dame el valor de aceptar mi castigo,
Pero déjame velar por ella,
Por mi amor, por mi bella doncella.

 

Bello poema.
Un saludo.