Despertar

Caracas, 06 de junio de 2018
12:36 horas.

Buenos días Mi musa amada:

Ante todo recibe de mi parte un saludo cordial, una abrazo y un beso, esperando que te encuentres bien. Comienzo esta carta con un poema que, una vez te mencioné que no me gusta dedicar a nadie, pero las circunstancias me obligan a ello, con mucho dolor en el corazón, pero con mucho aplomo porque creo que es lo correcto:

He renunciado a ti. No era posible.
Fueron vapores de la fantasía;
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
una proximidad de lejanía.

Yo me quedé mirando cómo el río se iba
poniendo encinta de la estrella...
Hundí mis manos locas hacia ella
y supe que la estrella estaba arriba...

He renunciado a ti, serenamente,
como renuncia a Dios el delincuente;
he renunciado a ti como el mendigo
que no se deja ver del viejo amigo;
como el que ve partir grandes navíos
con rumbos hacia imposibles y ansiados continentes;
como el perro que apaga sus amorosos bríos
cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;
como el marino que renuncia al puerto
y el buque errante que renuncia al faro
y como el ciego junto al libro abierto
y el niño pobre ante el juguete caro.

He renunciado a ti, como renuncia
el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granujillas otoñales,
con los ojos extáticos y las manos vacías,
que empañan su renuncia, soplando los cristales
en los escaparates de las confiterías...
He renunciado a ti, y a cada instante
renunciamos un poco de lo que antes quisimos
y al final, cuántas veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que antes fuimos!

Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;
desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el viaje de regreso del sueño...

Anoche, viendo las declaraciones del jefe de estado respecto a lo sucedido en tu país y sobre a quienes acude a pedir ayuda me hizo reflexionar mucho, pero mucho mucho, y me di cuenta, por fin me di cuenta de que lo nuestro realmente no puede ser, que es imposible, que es darse contra un molino. Viendo todo eso dudo mucho que pueda ir a Guatemala, sí, se que dije que iba a ir, lo cual me tiene muy cabreado dado que no me gusta desdecir de mi palabra, pero la realidad es que las relaciones diplomáticas entre nuestros estados no son las mejores, lo cual dificulta el libre tránsito de un país a otro.

Observando esto me di cuenta de que una hipotética relación entre nosotros es solo una fantasía. Tú te diste cuenta primero que yo de esa realidad, la verdad yo también, solo que no quería aceptarla, me acostumbré tanto pero tanto a ti que puse toda la resistencia que pude por evitar que eso sucediera, pero la realidad es inevitable. En ese sentido tú fuiste más madura que yo, tú te diste cuenta primero, supongo que debió haber sido muy duro para ti hacerme entender el error en el que estábamos al suponer que sería posible una relación como esta.

Pero puedes tener por seguro una cosa, yo realmente te amo, tú definitivamente te metiste en mi corazón y siempre estarás ahí, siempre habrá un lugar en mi corazón reservado para ti. Yo hubiese querido que lo nuestro de verdad prosperara, pero la vida es así, con sus contradicciones. Sentí tanto placer contigo, me sentí tan bien, fue tan maravilloso lo nuestro que no quería despertar del sueño, así que definitivamente no encuentro palabras para agradecerte por haberme hecho tan feliz durante estos escasos seis meses que vivimos con tanta intensidad.

Tal vez te preguntarás qué me motivó a reaccionar de esta manera, pues, de pronto comencé a pensar más con el cerebro y menos con el corazón y a darme cuenta de que las condiciones en las que estamos realmente son muy adversas y además nuestra determinación a superar esas adversidades se fue evaporando, a tal punto que pensé: bueno suponiendo que yo voy a Guatemala de lo más feliz, de lo más alegre, ella ya no estará esperándome con los brazos abiertos como cuando iniciamos sino que más bien le dará igual que yo vaya o no, de hecho me dijo que no hacía falta que yo fuera en una de sus cartas, lo cual quiere decir que si voy va a atenderme más por un acto de cortesía que por un acto de amor y yo ya he tenido suficiente de cortesía.

Lo único por lo cual yo hubiese hecho lo que sea por estar ahí eras tú y pues, más bien deseas olvidar todo. Con todo ese sumario, creo que lo más prudente es quedar como amigos y cada quien seguir por su lado. Ya veremos que planes tiene Dios para nosotros, pero si de mí hubiese dependido, creeme que no te estaría enviando esta carta y en su lugar hubiese tomado un avión, o un barco y no te hubiese dejado decir ni una sola palabra sino besarte hasta dejarte sin aliento, plenarte completamente de mi amor, para que no hubiese quedado en ti ni un resquicio de duda. Porque como he dicho reitaradas veces, te amo infinitamente.

Sin otro particular se despide de ti

Tu Caballero.