Después de su holocausto

Recostado en el lecho de su Patria
con sus ojos abiertos a la angustia
aun después de la muerte,
yace Anuar
en sus restos humeantes.

A sus tiernos tres años
no supo qué sucedió,
solo recuerda en su otra vida
la ruta de huida junto a su madre,
el seno que fue su último refugio,
su cálida morada celestial…

De ella…
quedó ¡nada!

Recuerda,
como gigante revivido de su pueblo…
al monstruo de fuego que deambula por el mundo
sembrando bases y dolor
campos minados y púas
gas naranja y carne de enemigo
arsenal atómico autorizado…
Por hoy, disfrazado con estrella de seis puntas.

Quién le explica ahora a Anuar
que los rostros son falsos
que la muerte no existe
que los seres humanos
son hechos a imagen y semejanza de su Dios,
de cualquier Dios…

Quién le explica ahora al tierno Anuar
que no podrá ir a la escuela
que otros querubines no jugarán con él
que sus labios no se hicieron para sonreír…

¿Quién?

 

El contenido de tu poema tiene muchísima fuerza, al igual que el comienzo, quizá, pierda su energía hacia la parte central (4ª estrofa) por la falta de signos de puntuación y porque necesite un pequeño retoque en su estructura, pero por lo demás, es un poema perfecto, reivindicativo y lleno de zozobra que nos hace despertar y ver que el pasado nos enseña a aprender del presente y a convertir ese presente en un futuro donde la pregunta del ¿quién? ya no sea necesaria responderla.

Estrellas para vos.

 

Buen tema,con pocas respuestas y sembrado de duras circunstancias............quien juega con nosotros...es el que tendria que responder. un abrazo para la familia de Anuar y estrellas para ti.

 

la triste historia se encargara de contarle y recordarle...genial su texto, realmente sentido...saludos y hasta luego poeta.

 

Hola!

Una triste realidad para muchos a quienes la guerra cercena sus vidas sin importar la edad a otros deja sin familiares, una atroz contienda por el poder sin importar si son los míos los que padecen. Muy triste pero bien logrados tus versos en una protesta bien fundada.
Aplaudo de pie tus versos.

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