Desvelo de Media noche

A la ausencia del verbo amoroso, cálido y protector,
niego el espacio de mi espirito sediento de semejanza mutua.

"De nada sirve regar las flores, si tu rosa favorita se encuentra por allí, a kilómetros de aquí, quizá en otro planeta" dijo la voz retumbando,
retumbando en el mundo opaco, desliñado y grietoso que desde hace varios desvelos convive conmigo.

¡El medidor de vidas me ha gritado las 12!, sin embargo, continuo con la estancia sobre la nube, que absorbe los ríos salados y dulces de mis ojos cristalizados, sonrojados.

"Quizá en otro planeta" pronuncie al cuerpo que se encontraba tras la ventana, mirándome, imitando mis movimientos, con sus ojos como diamantes brillando a contraste con la luz.​

Tomé "Nocturno a Rosario" entre mis manos temblorosas, recité a Manual Acuña varias horas, deleitando al desvelo, hasta que por fin, desdió marcharse.​

 

Hermosura, preciosos versos excelentes.