Detrás de mi almohada

Cayeron los marfiles de la luna
partiendo mis caballos de amapola
en dos mitades negras de distancia,
entonces, mi camino sin cocuyos
parece adelgazarse de pisadas.
El nácar de la luna se ha escurrido
en todos los rincones de los niños
y abarca en altas horas tantos juegos
que voy a despertarme en este instante
y voy a despertar a mi familia
para que vea con esta poesía
como a veces los poetas sin infancia
se amarran el pulgar a alguna estrella
sin que nadie les escuche su cantar...​

 

Bello y sobrecogedor amigo... hermosas imágenes...siempre es un gusto leerte...
Te abrazo con todo mi cariño...

 

Me duele este poema, pensar que alguien no ha tenido infancia,
pues mi infancia ha sido hermosa... y creo q aún sigo atada a ella por mucho.
Trasmite tremendo tu poema en esta tristeza y melancolía que no puedo
evitar decir que como poeta logras el objetivo hacernos vivir tu poesía y
sentirla intensamente, eso lo hacen los poetas con alta sensibilidad y con un corazón
pleno de vida, un beso Dario, te aprecio mucho y valoro tu poesía.

 

Bello poema, trasmites ternura y un corazón lleno de belleza. Una inspiración que regala mucho al sentir, saludos y abrazos.

 

Gracias por tus generosas palabras, un privilegio contar con tu opinión; un abrazo.

 

Gracias Mary, en la medida de lo posible se intenta jugar a través de imágenes que surgen del interior mi poesía y un poco de setimiento. Con lo que a la infancia se refiere, pienso que mucha gente ha estado ausente de ella o tal vez de manera incompleta por así decirlo. Te envío un abrazo con todo cariño, Darío.

 

Gracias nancysant por tus motivantes palabras, un abrazo a la distancia, Darío.