Día CIX o la taza de café

La ventana abierta, apenas un fresco,
no es importante.
Le pongo café a la taza,
revuelvo,
pienso en todo lo que pensé mientras caminaba hace un rato,
la música no me deja pensar, será que nada fue esencial.
Cálculo el azúcar, mentira, siempre va de acuerdo a la nostalgia del día anterior,
mentira otra vez,
un poco de leche,
soplo, bebo, pienso.

Si tuviese un espejo no me miraría,
no me hablaría.
Miro los libros. Tontos.
Si fumará encendería un cigarrillo,
lo que es lo mismo que decir,
que si amara mataría a mi asesino.
Haría anillos de humo, humo de anillos,
jugaría a jugar, a volcar la ceniza, a ser un volcán.

No me miraría, odio mirarme,
no me pondría de pie junto a la ventana. No.
Igual miro, y unas hojas caen, solas, tristes,
el invierno llega de a poco, aunque hoy hubo lindo sol.
Me pongo el abrigo, no llueve,
pero voy a llover y aún no entiendo bien el porque.

 

Un poema no puede vencer al tiempo.
Ni a la lluvia,
ni a los besos..

Un poema no vence nunca,
pero libra la más bonitas de las batallas.

Bendita melancolía..