Día CXXV o una necesidad de error

Al perder las llaves me alivie.
Toda la carga ósea de estar perteneciendo al mundo de los seres preocupados y trabajadores
de un segundo a otro desapareció, porque desaparecí
y al desaparecer sonreí.
Es un absurdo que pocos entenderían,
yo se que en el ornamento de sociedad es mucho más fácil desestresarse con otras salvaciones,
pero yo no, yo necesitaba de mi error, de mis pocas ganas de luchar por algo otra vez.

Al perder las llaves me alivie.
Fue como cerrar el círculo y ver que no me importaba ser el círculo con el que nadie iba a jugar.
Es sumamente gratificante distender los latidos del corazón hasta formar una nube dispuesta a morir en una sola gota de lluvia.

Me autoguarde en el bolsillo,
espere a que las llaves o una persona con llaves abriera la puerta.
Fue tan grande el silencio en la espera que ahora solo puedo agradecer.

 

¡Magnífico!

 

Maravilla preciosa de excelentes letras divinas.