Día CXXVII o un asterisco de amor

Si tu mirada de cuerva herida atravesara la mía,
fulgurante mis eternidades desaparecerían una a una.
Como un rayo de luz se mueve el vino de tu espíritu feliz.
Yo quisiera beberte y tener una nueva vida,
pero mayo es malo, y las hojas, y el polvo en mis ojos no me dejan encontrarte.

Yo sin sombra sería tu cielo.

El aura de tu rostro magnetiza las estrellas
y eso me vuelve un ser extasiado, cómplice de los diluvios.
Quise decirte que en tus destinos yo leo las horas del mío.

La sonoridad de tus palabras, la dulce cercanía al infinito que plantea tu saliva,
el oro en tus muelas, el ángel que duermes en tu pecho,
todo es un coro y una absorta imaginación de alma que viola a otra alma.
Yo te escucho y soy transparente de amor,
voy a danzar y a clonar murciélagos, voy a agitar el sol
y con mi ala derecha te voy a traer los colores que te roban las nubes cuando sueñas.

Si tu mirada de loca me atrapara en el círculo de fuego,
si tu duda me regalase un segundo de certezas, yo abriría la llama del latido
y en la fantasía imposible de transgredir yo gozaría, aún sin presente,
y aunque el ciclo vital de mis esperanzas acabase en ese mismo instante.

 

Buena pluma. Gran placer la lectura. Me gusta tu estilo.
Saludos y feliz martes.