Día CXXXVI o una pequeña extrañes

Son estos los cuerpos de la noche que me hacen sentir frío,
cuerpos que son recuerdos, cuerpos que no amenazan un final,
como espadas de luz, inyecciones en las neuronas del corazón.
Me quitan la sangre, me hieren sin tener sangre.

En estas noches el ansia es un agua oscurecida,
beben de mi los murciélagos y las mujeres arañas que me disfrazan.
Las puertas quedan abiertas y mi alma se sienta en la ventana a mirar la otra vida,
la vida que no toco, la vida que no me camina.

Creo que voy a estallar, tormenta de invierno retenida en el foco a quemar.
Cuando sea un rayo, yo no voy a brillar,
solo voy a golpear, solo voy a tropezar en mi propia imaginación.

Tal vez presa de un placer indómito alguna vez pueda reaccionar
y romper las cadenas, las vendas, los prejuicios que sostienen mi red.
Tal vez está tierra que duele en las manos,
mañana vuelva a ser un rocío lleno y ausente de paz...

 

Letras magníficas en una demostración de arte espléndido.