Día III

Delirio. Un vidrio de mujer en las venas,
insectos que salen del cuerpo y mueren al llegar afuera.
Parálisis del día que quema dos, tres neuronas,
el cerebro es un exprimidor de ilusiones,
las emociones se deslizan y caen bajo la cama,
y ya hay un charco de sueños, y todo se mezcla,
nada sirve, la ropa interior se mancha.

Deberían mis ojos congelarse,
la pluma ficticia del escritor tiene que ser ocular y fina.
Ay, casi todas mis esperanzas están malditas,
las letras me hieren más que la distancia
y ese elefante que tengo en el pecho mea y mea.
Una larga procesión de rostros me impide ensuciarme tranquilo.
Todos me miran indiferente, pero miran y acechan y molestan,
y mis gusanos nunca llegan a su mirada, mueren tan rápido.
¡Salgan afuera gusanos! ¡Salgan por favor!

Hice un nudo con las sábanas,
que se interpretará como un signo zodiacal.

 

Que locos que estamos, amigo. Lo más trágico, es que en la realidad siempre nos sentimos así. Jajaja

Nuevamente lo repito: que locos que estamos.


Un abrazo grande, disfruté la lectura.