Día LXV

Qué alma de mierda tengo, es muy débil,
sobre ella y debajo de ella pasa un abismo multicolor,
la gente me habla, me teme, ellos son como un sueño inconcluso
donde no saben que la muerte me espera sonriente,
cada circunstancia, cada objeto de suerte decreta
que lo divino, que lo hermoso, que lo sustancial
es la sorpresa que me vuelva presa de un beso que a tientas desconozco.

De mis labios, un águila herida apunta al cielo,
ojala viole alguna nube, ojala en su ira rompa el murmullo de hormonas vacías
murmullo de miedos que da brillo a las mujeres hermosas,
ojala que el lamento de estar conmigo y en mi, turbe su ojo
y se vuelva enemigo de todas las amantes con viento en las muelas.

Voy a cerrar las pestañas al tibio alba del desconsuelo.

Putas, borrosas, todas las glorias del cuerpo matan el corazón,
un territorio de extraños dolores es el prodigio a mi soledad.
Vendrán humanos con alas a perderlas por azar,
y mujeres, las más bellas y rubias pondrán su azul como sur
y su negro como norte, y yo iré al norte, amo el norte y a las putas más putas,
las malas, las que no se dejan tocar, ni mirar, ni tatuar un corazón.

Cuando miro mi sombra a veces me desconozco
o no quiero reconocerme. Y da igual, nada va a cambiar por asumir la verdad.

 

Esa profundidad inquieta que vibra trasluce el latido sensible de tu alma amigo... emociona, nos invita a vibrar con ella...
Buenos versos...siempre...
Te abrazo con todo mi cariño...