Día LXXI

Desde que morí y no me di cuenta
parezco un ser nefando que vomita excesos
y malos versos y buenos tratos,
se volvió tan torvo el reflejo del espejo
que el cielo se llueve de mi desencanto.
Suben las flores, los recuerdos,
el jardín paso a ser una nube, de esas gordas,
de esas que se van cuando con tristeza uno la empieza a ver hermosa.

Cuando niño, nacía todos los días,
aún en el oscuro hilo de lo anti vital.
Incauto, callé en la adolescencia labios de arcano saber,
la juventud me desfloro ilusiones
pero la parca nunca fue inflexible con mi dolor.
Esparcí una justicia divina
basada en prejuicios y soliloquios cargados de espanto a lo real,
me volví adicto al sin sentido
y qué más? y qué importa?
Todo es apariencia.

Prole de falsos fantasmas me siguen de verdad,
no hay motivo para querer ni para odiar a un Dios, si es que existiese,
la esperanza o el verde del pasto que me acaricia la edad
va a ser un eterno reino para mi paz.
Yo no entiendo lo que siento
pero lo escribo, no lo oculto y es mi único abrigo ante esté sol furioso
que tanto, pero tanto calor me da.

 

Gracias por compartir tu talento abcd. Un placer pasar. Saludos y feliz viernes.