Día LXXVI o poema triste número cuatro millones doscientos diez

Hay un muro,
un uno que no suma uno,
que no resta,
que es un mundo, que es mi mundo,
que cuido, que mimo, que lleno de soledad.

Hay un muro,
invisible, de temor,
de miedo, de un igual a cero,
de un cero tan fuerte que es un limón.
Si no me entiendes, tengo un puño
y un nudo,
pero no voy a llorar,
yo cuido mi nudo, cuido mi mundo.

Hay un muro,
una verdad que duele en mis ojos,
no quiero mirar, no quiero mirar ausencia,
La vida está rota, ya no es un eslabón en la cadena,
faltan las ganas de unir,
hasta las ganas de huir,
nada mueve,
todo me detiene, me deja pensar
y yo reacciono lento porque no tengo hormigas a las que seguir,
porque elegí el muro, mi muro para no prestar atención
e irme en detalles, en esos que no se adhieren a un algo
que en el uno más uno dan uno.

Hay un muro, soy un muro.
Nunca aprendí a gritar, y escribo sin ritmo
y soy un metaplasmo humano entre anofeles de zumbido gentil.
Cuanta rabia guardo en las manos,
procesión de siluetas que no me tocan ni con su sombra
y las estrellas, y los lapices que pintan en rojo, verde, amarillo
ya no son míos, ya no tengo, ya no llevo a mi niño a todas partes.

Hay un muro. Yo quiero que siempre haya un muro.
No necesito,
no debo necesitar.
Paredes, ladrillos, cemento,
blanco, todo blanco,
yo soy un punto oscuro, un vórtice alejado,
el sonido que hace la única lagrima que deja caer el alma cuando se va.

 

El poeta piensa, crea y quiere su propio muro.
Un placer la lectura abcd.
Saludos a todos los nick y feliz día.