Día XCI o ser un árbol que vuela hacia abajo

Te hablan mis cosas
de casas,
de trenes en nubes dormidas,
de camas que hablan
de cosas,
de casas.

Mudos los árboles que son pájaros,
y mudan de piel al tocarse sus ramas,
ramas que son alas,
ellos vuelan libres en el viento que los abraza,
y están tan quietos; Hermosos de un solo y único lugar.

Volvemos a mirar,
también nosotros nos tocamos con palabras,
nos levantamos temprano,
trabajamos con las manos y los ojos perdidos,
nos gusta alguna filosofía y salimos del paso de la noche del día,
atolondrados, quizá a veces, muy de vez en cuando enamorados.
El cuerpo nos extravía la memoria,
buscamos recuerdos en objetos sin sangre,
nada se gana si has perdido la sonrisa por no tener nada.

Te hablan mis cosas
de casas,
de salir por la mañana a abandonarnos,
a querernos debajo de una soledad temblorosa,
a morir pero sin gritos ni cenizas ni suertes remotas.
Te hablan mis casas, la infinidad de hogares que construí en tu cara,
deliciosa, tu voz almendra, tu fruta húmeda,
quisiera herir el pasado,
volver,
herirlo mucho,
bajar todas las persianas, cerrar todas las muertes
y quererte en mi,
y no hablarte nunca más de mis cosas, casas...

 

Hermosura preciosa de versos apasionantes.
La calidad es excelente como la soberbia inspiración.