Día XLVII

Me hablas noche, tan silenciosa está la vida.
Inmóvil la rama ama a la hoja que ya cayó,
se piensan los árboles, se regalan rosas en los pies
y dejan la efímera belleza de una imagen que es una sonrisa de pétalos,
de lentitud coral, de ofrecer y recibir paz, calidad de soñar.
Estoy seguro de haber bebido mucho hoy,
camine poco, fui nada y flor en la sed.
Una palabra de apoyo necesito para apagar el placer de lo amargo
de lo simple que es tratar a las cosas que no pueden embriagarse.

Dejo de llover hace unas horas,
no hay oro ni verdades en la lluvia.
El jardín que es el cuerpo abierto y vestido
vuelca su tierra, sus sobras en la copa como un vino rosado,
y eso no es grave, pero vence,
es como quedarte sin una costilla o un ejemplo similar.

Me acarician las estrellas, con una brisa de verano a punto de morir,
la sombra azul de los besos me ha hecho salir un grano en la cara.
Mi amada nunca me amo, y la felicidad es dibujar,
es ser viento, es la dulzura de añorar un futuro pasado.

Puesto que mañana despertaré sonriente y con resaca,
la ánfora la llenaré de memorias y comeré y beberé de ellas
porque siendo mi propia luz he visto la oscuridad con cariño.
Mientras alguien me dirá que no me busque en los astros de la noche,
porque es peligroso, porque me puedo enamorar de la soledad, y el silencio, y la paz.

 

Mi amada nunca me amo, y la felicidad es dibujar,
es ser viento, es la dulzura de añorar un futuro pasado.

Aplausos bella obra e interesantes versos.
Buen día abcd.