Diálogo a media noche (vomitando palabras).

¿Qué he de escribir nuevamente?

Tal vez sobre lo mucho que estoy dudando,

sufriendo, llorando, amando, soñando, e incluso esperando.



Las ideas no me dictan con extrema fluidez,

me engañan como si cada una de ellas fuesen las causantes de tanta distorsión mental,

van hiladas por lo eterno,

creando vulgares encuentros entre lo prohibido y lo que tal vez pueda amenazar.



Se ciegan ante tanto olvido y poco deseo,

se superponen cada vez que mi vida caiga nuevamente en riesgo.



Hoy no hay llanto que no prevalezca si es por temor a lo vivido,

ya no habrá más infierno del que ahora he construido,

llámense en mi lugar las penas de una mujer inexistente a la realidad.



Explícame que es lo que realmente necesito para ser feliz,

cuales son las razones para que el ser humano pueda vivir.



Que puede hacer aquel sin que su mundo pueda estar en su contra.

Que sólo mantenga guardia,

que no sea aventurero ante sus emociones.



La virtud del ser humano no es más que justificar sus propios razonamientos,

alimentar aquella llama que tenemos por dentro.



Espero que entiendas estas palabras que fueron expulsadas por el viento,

vacilantes ante cada espectro que la vida haya descubierto,

no más lejana a la realidad,

sino esta vez a nuestra realidad.

Ixiptlayotl
Francisca Leiva S.

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