Diana en el indian Harlem

En las calles de Harlem, el aire denso y cálido,

donde el curry y el jengibre cuentan su verdad,

entre el rojo y el azafrán, un destino marcado,

el barrio indio de Nueva York, mi ciudad.

Bajo la luz del sol que en los adoquines moría,

buscando un refugio del bullicio audaz,

entré en un café, la taza humeante y vacía,

y allí la encontré, en su sonrisa, la paz.

Diana, un nombre que en el aire flotaba,

con su voz que en el hindi era una canción,

una historia en sus ojos que me hablaba,

y en su mirada, la más dulce conexión.

Caminamos las calles, tejidas de historia,

entre saris de seda y de incienso el olor,

nuestras almas se unieron, sin prisa, sin gloria,

en el Indian Harlem, nació nuestro amor.

Y al caer la noche, la magia en el aire,

un adiós de promesas que el viento llevó,

en el Indian Harlem, un dulce desaire,

un poema de amor que el destino escribió.



¡Un sari de seda, alrededor revoloteó!
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