Diarios de la afición al ajedrez.

Reencontrarnos… compartir mesa.
Rivalizar en juegos niños…
Danzas de castillos.
Ondea mi bandera de las cuatro orillas.
Todos mis reinos, son repertorios:
Que nada valdrían…
Sin mi lealtad híper adolescente.
Diarios de la afición al ajedrez.
Reporterillo del claro oscuro;
Leyendas de amistad y muerte.
Tableros de bravura sin fondo.
Arte en el manejo de los trebejos.
La cúspide del reino es una cruz.
Simbolismo de herencia medieval.
A borbotones florece adrenalina,
En las sienes del disturbio.
En los pechos del tránsito.
La revancha que exige nuestro cielo.
Guerrero quijotesco, hipèrmoderno, sentimental.
Portentos indiscriminados esculpen la tormenta.
Profilaxis refinada de intuición musical.
El tiempo es parpadeo oscuro, sepulturero…
Las damas son leonas del supremo poder.
Sueño de la cruz, humus en la tierra del cipres.
Cielo insumiso de la obstinada y veterana Europa.

 

Muchas gracias maestro por leer nuestros poemas y dejar su adorada huella.
El ajedrez es un juego generoso para crear espacios.Siempre suyo, con afecto, un servidor.