Días sin nombre

Luz que viaja a velocidad de hormiga.
Imagen que se ahoga en los intersticios
de la memoria. El cerebro se derrama
y pensar duele, pero doler es sentir
y aquí no se siente nada.

La vorágine de la ciudad golpea el vidrio
pero nadie acude. El ruido se alarga
hasta embobinar las paredes
y eso que se escucha es tu voz
rebotando en las paredes descarapeladas.

Tu voz ni siquiera habla por ti.
Habla el hoyo que cavaste en las palabras.
Nunca permitiste que se fueran
y por eso no eres libre,
vives atado a su incesante derrumbe.

Vives una vida que no te vive,
que te intuye pasajero de días sin nombre,
polizonte de tu mugre y tu tristeza,
parásito de un silencio que tampoco es tuyo,
pero al que tú, al fin, le perteneces.

16 de agosto de 2025​

 

El silencio te arrastra en su corriente y te inunda. Y tu poema inspira, pero es tu espacio que dejas pleno de inspiración. Contagia. Un placer leerte.