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Dilación de la gloria, un desconocido entre perdedores.

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Alguien anonimo, 28 de Abril de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 761

  1. Alguien anonimo

    Alguien anonimo Poeta recién llegado

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    24 de Marzo de 2014
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    No me doblegaran, no es tiempo de que lo hagan.


    No debo parar, aún no.


    No, hasta que deje de respirar.


    Empiezo a creer que la Torre Oscura jamás existió, quizás fue una forma de creer que algo valía la pena.

    Pero todavía puedo verla en mis sueños, inalcanzable, fundida en una imagen rojiza ondulante, acompañada de un viento que me abraza y erosiona todo lo que toca, hasta el eterno granito a un paso que me despedazaría antes de llegar a ella.

    A veces camino tan lentamente que puedo escuchar los pasos secundantes de Jake, sus botas tejanas maltrechas reman en la corriente de arena espesa, sus cantimploras cuelgan de su cintura de forma grotesca, desproporcionando su pequeño cuerpo. Él nunca dice una palabra, ni siquiera me habla. Pero al mirar hacia atrás veo una imagen borrosa de un tono grisáceo casi intangible dando cuenta de los efectos del sol amurado en el cielo.

    ¡Oye niño ven aquí, no corras!

    Eso paso cuando intentaba descansar unas horas al alba, luego de una noche cruel en la que vi morir a un hermano a manos de una mole que lo golpeaba hasta que ya no se volvió a mover.


    Cuthbert mostraba un semblante de luz, irradiaba tranquilidad, libertad, la muerte le sentaba bien… ¡Maldición!



    Creo estar enloqueciendo y ya no volví a ver a Jake. Se perdió por ese agreste y pedregoso bosque que nos acechaba desde la meseta.

    Cada día hace más y más calor, el agua de las cantimploras es intomable, esta sacándome llagas en los labios y quemándome el maldito estomago y la saciedad nunca llega.

    Debo encontrar a ese niño antes de que lo haga Marteen… Debe volver a donde pertenece, la desolación no es un buen lugar para un niño, aquí no hay nada que vaya a extrañar. Si tan solo pudiera...

    El maldito escapista ríe desde la oscuridad, puede verme muy bien. Además de ser un cobarde, me extorsiona con robar su inocencia y perpetrarse en él desde sus pequeñas entrañas aún no desarrolladas.

    Suelo despertar agotado con su cuerpo altanero frente a mis pies, pero por alguna razón, nunca me satisface completamente la idea de matar un engendro.

    Tarde o temprano mi tiempo llegará y el presente formara parte del efímero pasado, porque se en mi interior que no le hará daño, solo lo utiliza para hacerme caer en su juego, sea el que sea.

    Sigo sin tener hambre y me siento cansado en demasía, el sueño ya no me reparara ni un poco, cortesía de esas alucinantes noches que me degluten y me escupen a su antojo.

    He perdido mi naturaleza más básica en pos de la Torre, donde las presunciones enmascaran afirmaciones invisibles, inútiles para mí y para lo que alguna vez soñé.


    Aquí solo tengo mi voluntad y una indescriptible sensación de terror que me invade en cada despertar …

    ¡La de verme empuñando una condenada quijada amarillenta como si mi vida dependiere de ello!






    Este es un relato corto en base al volumen I de la Torre Oscura de Stephen King.
     
    #1
    Última modificación: 28 de Abril de 2015

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