Dime, viento, ¿te casarás conmigo?

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Dime, viento, ¿te casarás conmigo?

¿Me llevarás en volandas cuando salte?

¿Serán las nubes mi colchón mullido

en el palacio de las corrientes de aire?


¿Vendrás a mí, viento? ¿me oirás si grito?

Si doy sólo un paso ¿vendrás a buscarme?

Si avanzo un poco, si salto al vacío

¿seremos viajeros a ninguna parte?


Esposa del viento, nada habrá que me ate

Susurra tus votos, llévame lejos

Tan alto que se haga escarcha la sangre

¿y si me quedo quieta?¿y si salgo corriendo?


No me caeré, ¿verdad? Me volveré aire

A veces no quepo dentro de mi cuerpo

¿Es ese mi nombre? te oigo llamarme

¿Y si estoy dormida? ¿y si al saltar despierto?
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Un placer pasar a leerte.

 

Muy cómodo de leer, y grandioso. Echo de menos la simpleza, en muchos poemas que leo. Y me alegro por este hallazgo, tan singular. El cielo y el viento, son como Dios. El Mar y el Sol, por su parte, se parecen al Infinito. Y China es como el Continuum Tremendo de los súper-universos, los cuáles son burbujas llenas de galaxias, que se expanden o se contraen, mas no al unísono. Irlanda es Gozo femenino. Barcelona, Gozo infantil. Y el Gozo maduro está en Nueva York. El Japón es como la belleza. Italia, por su parte, es Gozo ajedrecístico o estratégico. Y por ende, el Brasil es como la Poesía, y la Madre Naturaleza.





Los poetas somos amantes del Brasil.

 

Tu poema huele a libertad desde incluso antes de leerlo. Felicidades y, con tu permiso, procedo a releerlo.

 

Preguntas y más preguntas como hojas en otoño sabiéndose vida desde el declive...

Un abrazo y felicidades!

Palmira