Dímelo...

Dime cuál es el precio,
dime, para engarzarlo a mis besos,
con una perla, una pluma, y una flor.
Ya, sé que te extrañas,
que así conmigo no quieres nada
pero es que nunca, en la vida,
te han regalado un verso,
sólo has conocido de la alegría su reverso,
y bien poco calor.
Anda, dime cuál es el precio,
que a la luna le robaré su misterio,
que esta noche tienes trovador.
Ya, pensarás que cómo se come eso,
si no se puede tocar con los dedos,
si, en el aire, es un simple temblor
que no cabe en el billetero,
y que el efectivo es mejor.
Pero estás equivocada,
déjame decirte al oído
dulces palabras
sobre cualquier colchón,
y te demostraré,
sin duda alguna,
que en nuestra sangre hay algún dios.
Anda, dime cuál es el precio,
para embadurnarme con él los dedos
y acariciarte el cuerpo entero
con toda mi pasión.
Venga, dime el precio,
y con él bañaré mi lengua,
hundiéndola entre tus piernas
hasta que me des la razón.
Va, dime el precio,
que lo pondré en todos los poros de mi cuerpo
hasta que vuelvas a creer en el amor...
¿No?
¿Así conmigo no quieres nada?
Bueno, está bien.
Lo de siempre.
Los cuarenta y la cama.
La verdad,
tanto daba,
te iba a recitar igualmente.
Espero que disfrutes de la función...

 

Bella obra de divina inspiración. Notable escrito sobresaliente.
Magnífica calidad, talento maravilloso, hermosura.

 

Vamos mejorando, compañero. ¡No desertes!