Dios es mi amigo.

Ya, lo sé todo.
Pero no puedo actuar.
Soy guionista de cine.
A escena, no puedo salir. Debo perfeccionarme y madurar.


Dios y yo, somos amigos desde hace algunos años.


Y no voy a presumir, puesto que a algún lector, este poema indescifrable, le sonará a engaño.
Pero es muy fácil abrir el corazón, para hablar con el Absoluto.
Tiene cinco instintos primarios:
Conservador, liberal, empecinado, ilustre y Sexy. Y está impoluto.


Inmaculado. Pretende disfrutar de su Cosmos recién creado.


Inaugurándolo, a cada paso que da, mientras recorre las amplias avenidas.
Para después, reunirse con algunos buenos amigos.
Dado que si el Coronel no tiene quién le escriba,
la mejor solución consistirá en ¡ Ándele, ándele ! ¡ Arriba, arriba !


Buen consejo del ratón mexicano Speedy Gonzales.


Por mí, vale. ¡ Señor de la viña ! Club de los poetas vivos.
¡ Señor de la viña ! Todos estamos fundidos, en cada Momento.
Y es como estar dormidos o borrachos, o drogados o corriendo.
Jadeando, gimiendo, esforzándonos...


Dolce vita y Porca miseria.

 

Haces posible un a mezcla imposible de recuerdos. Es como montarse en una montaña rusa, ¿será que es así siempre?, bueno, yo no ando lejos tampoco...

Porca miseria jajjajaa salud!!

 

Sí, en este poema, me asocié con la Realidad Virtual, que es sufrimiento eterno. Y se parece a la ropa que llevamos puesta. Es una musa de inspiración poética, femenina y deportiva. Muchas veces la dejamos de lado. Pero si no sufres, no serás dichoso. Es conditio sine qua, non. Condición sin la cuál, no.

 

¡No me jodas que dios vota a Ciudadanos y veranea en la Ribera maya! jajja ...la verdad es que imaginación no te falta

 

Dios está en nuestros corazones, y es como un tigre, o un león majestuoso.
Al mismo tiempo, está en todas partes. Incluso en la brizna de hierba.
Por lo tanto, es Absoluto.
No tan relativo...
Entonces, no hay Democracia, en el cielo. Hay sufrimiento.


La gente cree que ir al cielo es para pasarlo bien. Sí, pero también hay que sufrir. Porque eso es Realidad Virtual. Decencia, merced a la ropa que nos recubre.