Dios, me dejaste de lado.

¡Oh tú! Ser despreciable,
¡Dime el porqué de tus mentiras!
¡Por qué te rezo y ni me miras!
Si, tú, ser miserable.

Atrévete tan solo…a contestar mis oraciones
Y dime por qué todo, ¡todo!, acaba en los cajones…
Los poemas y las fotos, las notas, los collares, las pulseras…
¿Y las penas, sueños rotos? Son gotas inmortales de tristeza…

Las extiendes cada noche en cuatro pasos
A mi vaso, a mi vida, a mi ocaso.
Uno: suerte, Dos: mentira, Tres: herida,
Cuatro:
Tras la muerte ves mi ira y te descuida.

¿Ese eres tú?
Deidad hosca y sin piedad…
¿Ese eres tú?
Voraz muesca sin llenar….

Haces mis derrotas tus orgías
Y yo, suplicante, he pedido ayuda en vano
Y yo, delirante, he perdido en ti su mano
Naces en mis gotas desmedidas.

Ahora muere, sécate y muere.
No me esperes, no ahora, no me esperes.
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Gran poema, una obra impresionantemente grande, una maravillosa expresión de bellísima poesía.

 

Mil gracias por tu cálida bienvenida y tus alentadores cumplidos amigo, buenas noches y buena suerte.

 

He sentido el poema como un grito desgarrador de alguien que ha perdido la fe o está a punto de perderla por la indiferencia de Dios ante sus súplicas pidiendo ayuda. Es muy bueno. Has sabido mi estimado Daniel hacer llegar hasta mí, el lector, ese descontento. La rima es maravillosa y hace que el poema tenga una musicalidad exquisita. Gracias por este regalo. Un abrazo y estrellas por tu arte poético.

 

Gracias a ti, querido Dulcinista, por semejantes palabras. Me has hecho levantarme con buen pie jajaja Que tengas un gran día amigo, un fuerte abrazo.