Divina pastora.

Yo la quería.
Virgo María.
Pero consistía en y existía como un castillo de arena.
Dale a tu cuerpo alegría, Macarena; como cantaban los del Río.


Me invitó a Palacio, una ranita escultora.


Me dio la bienvenida: ¡ Cid Campeador ! En buena hora cinchó espada.
No quise derribar el monumento. Mis rodillas rozaban sus torres de marfil.
Les entregué un documento, en un papiro. Era el Libro del Juicio.
Lo escribió Henoc, hace 10.000 años. Y un lagarto me escupió fuego caliente.


Luego, el rey David me dio una pedrada en la frente.





¿ Yo soy Goliath ? ¿ Yo soy la Bestia ? El 666.
Y desde entonces, fumo puros medianos.
Para contribuir a la energía del hogar, de la familia angelical.
Promoviendo el sosiego de la mujer varonil, que es como el agua mineral.


¿ María, eres tú ? Soy tu monstruo de Frankenstein. Apetecible.


María, soy Orlando.
Orlando, el campeón.
Tomate frito...


" Márchate, o grito. Soy siempre, divina infantitaaaaaaaa. "

 

Excelente, muy gracioso poema. Saludos amigo, que vaya todo muy bien.

 

Gracias, amigo.
Sí, lo reconozco...
Soy así. Un monstruo de Frankenstein que intenta parecer humano y divertido.
Pero me gusta el hombre-lobo. Es mi mejor amigo.
Áuuuuuuuuu.

 

El amigo Nommo, el día de hoy... parece más complicado que nunca.
nos anuncia que simpatiza con el hombre Lobo. Lo cierto es que destella,
y está más irónico que nunca... igualmente "Divina pastora", cumplió su
cometido, ha despertado mi apetito, como nunca por caperucita...
Un abrazo mi amigo, y que Dios nos bendiga por igual.

Muy contento por haberlo leído, me despido antes de que sean las 12 de
la noche.. su amigo de siempre... El Gitano.

 

Divino!! Solo eso, porque së que no le gustan mucho los halagos,

 

¡ Gracias, compañeros !
Me gusta ser grande y fuerte.
El problema de eso, es que los pequeñitos, me atacan.
Se divierten así.


Y a eso, lo llaman " virtud ".


El poeta tiende a ser grande.
Porque la Poesía es Madre Naturaleza.
Es el paisaje. El ecosistema o entorno geográfico.


¡ Pobres poetas ! Estamos entre David y Goliath.
A veces, necesitamos precisión y buena puntería, para acertar con nuestras rimas, en la diana. Y contar una historia, de cabo a rabo, sin apartarnos del camino que conduce a su final feliz. Y otros días, somos la víctima. Recibimos la pedrada en la frente. Porque somos grandes, pero quizá, gigantes.


Se ríen de nosotros.