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Dobladillos artesanales

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Cris Cam, 12 de Abril de 2019. Respuestas: 0 | Visitas: 311

  1. Cris Cam

    Cris Cam Poeta adicto al portal

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    Dobladillos artesanales

    Me contactaron para un proyecto Free Lance. Hugo conocía a un industrial textil que quería introducir innovaciones en su cadena de producción. Nos encontramos en su oficina a las 9 de la noche y me contó su proyecto.

    En realidad no tenía ningún proyecto, como parte de un crédito, el banco le había encajado una costurera automática. Es decir, se llamaba de otra manera, pero como era ajeno al teman no reconocía tarea alguna. Me dijo, que la máquina cortaba aprovechando al máximo la tela, ribeteaba, bordaba, cosía botones, todo en forma totalmente automática. Pero tenía un leve inconveniente, los patrones si bien eran combinables eran fijos. O sea, la maquinita era una maravilla, pero para cambiar los patrones había que reprogramarla, y ahí entraba yo en el juego.

    – Es lo mismo. Me había dicho Hugo.

    – No no es lo mismo hacer programación numérica para lograr un especial perfil de aluminio, una forma especifica de guardabarro, una puntada de arco voltaico en una carrocería que reproducir un diseño plano que viene desde las marcas de tiza en un papel de molde. Le contesté.

    Pero, a pesar de todo, tomé el proyecto.

    Como siempre nos pasa. Tuve que soportar la cara de perplejidad de quien pagaba, que me miraba señudo, cuando yo hablaba largas horas con la diseñadora, tratando de entender cada una de las marcas sobre el papel. Nos sorprendimos, con Marisa, al saber que cada uno maneja códigos propios que hacen de cada tarea una artesanía.

    Al tercer día me paró en medio del taller.

    – Ud. viene a hacer el programa para la máquina o un programa con la diseñadora. Me dijo.

    Esto no es una fábrica de vidrio. Le contesté.

    ¿De qué vidrio me habla?

    Digo, que no es soplar y hacer botellas. Primero tengo que entender cada una de las tareas, sino no es posible llegar a la perfección.

    Yo no quiero un programa perfecto, quiero simplemente un programa. Lo perfecto es enemigo de lo bueno.

    Entonces mi amigo. Yo no soy la persona indicada. Le dije.

    Qué, no se va a ir ahora...

    – ¿Qué problema hay?, si no le cobre ni un peso.

    Si a Ud. no le pague nada pero a la diseñadora le deberé pagar como si hubiera trabajado.

    Entonces le tendría que pagar el doble, por el empeño e interés con que me estuvo enseñando, que por supuesto va a incrementar sus ventas...

    No hablemos pavadas. Que acá lo único que saben hacer es rascarse el higo.

    Ah, entonces será que disimulan con mi presencia, porque en estos tres días no han parado a comer, para poder juntar producción. Pero, ¿sigo o no sigo? Ud dirá.

    Bueno, bueno, siga, mejor me voy para no molestar...

    La charla con el cortador no fue tan creativa, pero me dio tres o cuatro ideas claras.

    Finalmente me quedaban las costureras, que no paraban de mandarse mensajes entre risas. Les parecía raro que simplemente las observara a la distancia. De que forma se encaraban a la máquina. Pero, hubo algo que no cuajaba. Por la diversificación de productos, un día podían salir jeans, camperas, gorros, guantes y camisas, que llevaban una marca apenas etiquetada junto al talle. Pero otro salían unos diseños exclusivos donde la mayor parte de la confección era manual.

    Esa noche volví sobre la base de conocimiento del motor de inferencia sabiendo que habría algo que no podría traducir. Algo que estaba entre la magia y las tres dimensiones. Por un lado tenía una idea clara de como traducir el molde mediante un escaneo. Ya tenía armado el bosquejo del módulo de adquisición, sería sencillo, una imagen plana hacia un corte plano. La espacialidad me traía un problema al que nunca me había enfrentado. En la terminal era distinto. Para lograr el perfil aerodinámico optimo, poníamos el prototipo en el túnel de viento y parte cálculo, parte ciencia y parte ensayo- error llegábamos a una solución de compromiso. Aquí mismo desplegaba en mi pantalla, los simuladores aerodinámicos con los malditos vórtices en rojo. Sin embargo planchar viento a 180 km/h no es lo mismo que armar un dobladillo. Yo le puedo decir a mi base de conocimiento como domar el viento, porque hemos juntado tablas.

    La costura es otra cosa. ¿Cómo le digo, Mariana usa el antiquísimo recurso de mojar el hilo para enhebrar; que Juana, entre blusa y blusa hace un movimiento de hombros como si se espantase un mosquito? Como poder expresar en forma regular la forma en que Viviana canta, mientras mueve la muñeca al compás. Sabría Noam Chomsky de la ductilidad de la muñecas, cuando ideó sus autómatas regulares abiertos a derecha. Serían nudos, sus nodos, serían de Grafa sus grafos.

    Sin duda estaba en un camino de colina. Sabía hacia donde ir, pero no sabía que vería al llegar a la cima. La respuesta era simple, pero muy ardua y no sabía de nadie que hubiera acometido un trabajo similar. Era como reproducir la forma de tocar el piano de Chopin, y pretender que sonara como Chic Korea. Que la misma jugada perpetrada por Pelé la hiciera Maradona. Imposible. Las notas son vacías sin el interprete.

    No tenía alternativa. Me tendría que sentar, mate mediante, carpeta de matrices y una filmadora, y observar esas manos trabajar. Ofelia, me miraba con una expresión de odio. Que yo no entendía. Era la mayor del grupo y fue la primera en dirigirme la palabra.

    ¿Cuanto tiempo te va a llevar esa boludez?

    Si tengo suerte lo podré terminar, termino medio, en tres meses. Le conteste.

    O sea que por tres meses más vamos a tener trabajo.

    Yo no veo porque habrían de perder su trabajo...

    No me tomés por boluda, chiquito, que sé perfectamente a que venís. Yo conozco lo que hace cada hombre con sólo escucharlo respirar.

    Bueno, señora, el hecho que esté realizando este trabajo, no tiene nada que ver con su trabajo.

    ¿Cual era tu otro trabajo?

    Formo parte de un equipo de ingeniería en una terminal automotriz, ¿el suyo...?

    ¿De veras querés saber cual es mi otro trabajo?

    Me quedé un poco frío ante la contestación de esa señora más acorde a tejer pañoletas que tener otro trabajo, pero ya me había metido en camisa de once varas. Traté de zafar...

    No quise decir, que se ve que hace mucho que es costurera...

    Me parece que ese trabajo no te va salir nunca. Vos mirás, pero no ves.

    ¿Porque me lo dice?

    Vení papito que te muestro algo...

    La seguí más por curiosidad que por obediencia.Se paró detrás de Mariela. Le enderezó los hombros. La chica se puso firme.

    Vení pasa tu dedo indice como yo lo hago. Me dijo.

    Lo hice y le contesté.

    Bueno, la escoliosis es una afección congénita muy común.

    Entonces vení a ver que tan común.

    Lo hice y me llamó la atención, que todas estaban ladeadas hacia la derecha.

    Yo te explico, bebe, la cabeza vive colgada del hombro derecho para poder mirar la tela y que la aguja no te atraviese un dedo. Eso lo vas a poner en tu computadora.

    No. No es relevante.

    No es relevante. Pero si alguna de estas pelotudas no se puede levantar porque no puede enderezar el cuello, entonces le descuentan el día, como están todas en negro no tienen con quien patalear. Y si las echan a la calle, ¿donde van a encontrar otra cosa con la espalda partida?

    Abogada...Me salió y hubiera querido ser mudo...

    No nene. Prostituta. Por eso sé hasta como respiran los hombres, especialmente esos que no pagan los aportes y lloran ante los proveedores..

    Bueno, no quise ofenderla... Le dije

    ¿Y quien está ofendida? No bebito, tengo 70 bien gozados. Pero la tela se arruga y ya no sabés donde hacerte la costura. Se secaron todas las pilas. Así que tuve que cambiar de oficio, no fué dificil, tuve que cambiar una una sola letra. Sabés que cuando vos termines tu trabajo, nosotras también.

    Sí, ya me lo dijo, pero no creo que sea tan así.

    Esa noche no pude dormir. Sabía que Ofelia decía la verdad. No me podía escudar en el si no lo hago yo, otro lo va a hacer. El problema no estaba en el cambio de producción, sino en la mentalidad del patrón. Yo en realidad estaba a esa altura para cumplir un desafío conmigo mismo. Pero la realidad me trajo la solución sin que yo lo hubiera pensado.

    Para poder copiar los movimientos exactamente usé un prototipo novedoso, lo habíamos bajado hacía un par de años de Internet y nunca creí que lo usaría. No me costó mucho armarlo. Era un par de guantes tramados con un sensor de movimiento para cada falange. Pude armar un patron para cada costurera.

    Había podido configurar un clon de cada par de manos.

    Había sido un triunfo de mi programa, pero el despido de las 15 costureras.

    Pero la caballería vino en mi auxilio en el último minuto de la película.

    Al presentarlo, Marisa pegó un salto.

    Que genial. Dijo. Ahora vamos a poder competir en serio.

    Y sí. Dije sin ninguna convicción. Esto permite...

    No me digas lo que permite... yo te voy a decir lo que permite. A ustedes los hombres les falta imaginación para estas cosas.

    Lo miró firme al patrón que por supuesto entendía menos que yo...

    No te...le parece genial...

    La llamó a Ofelia que ya estaba por asesinarla.

    Imaginense mis diseños. Pero ahora en lugar de una costura pesada y repetida, podemos reproducir el arte que guardan estas manos.

    Yo puse un pero.

    Se tardaría todo un día para hacerle aprender a la máquina de como se hace una camisa.

    Y vos, cuanto tiempo, tardarías...

    He... este... no sé...

    Que cosa estos ingenieros, que falta de imaginación...Sabés cuanto tiempo tardabamos en producir un modelo nuevo. Tres meses. Y todo para que, para que a los 15 días la novedad se haya disipado. Ahora podremos poner un modelo distinto por semana. Pero no crean que soy tan estúpida como para creermela sola. Esta semana sacaremos el modelo Marise Ofel, te gusta ese nombre, si un poco tosco, ¿se dan cuenta de lo que hablo...?

    El patrón la mira. Y le sugiere suavemente...

    - Vos... perdón... ¿Ud. me está sugiriendo que debemos mantener la misma planta...?

    - No te hagás el... he, sí sí claro...

    Fue en ese momento que recibí un enorme tacazo de Ofelia por debajo de la mesa, mientras usaba una de sus armas de disuación mas conocidas...

    - Bien, bravo... un aplauso para Marisa... Dijo

    Yo no estaba tan seguro de que el proyecto tuviera un final tan feliz. Pero me sumé al jolgorio. Fue entonces cuando Ofelia me saca de dudas:

    No chiquito, tu computadora será muy buena. Pero la diseñadora por suerte parece que aprendió finalmente a no dar puntada sin hilo. Ya te lo dije... es sólo una letra...
     
    #1

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