Doce

bajo un gran árbol
entre incesantes gotas de lluvia
dentro de la oscuridad
y a la orilla del mundo
un niño y una niña
se intercambian los labios
se regalan los ojos
se interrogan el frío
se acarician los sueños
se reparten el alma
se besan la vida
se prestan la voz
se estrenan las manos
y le agregan palabras
al silencio

las estrellas tiemblan
los grillos murmuran
las gotas caen
la luna suspira
el aire se detiene
el recuerdo no existe
y el tiempo se va
se va
para siempre

ella huele a durazno
él escribe poemas
ella tiene doce años
él doce pesos ahorrados

pero eso no importa
porque ignoran a dónde crecer
no tienen a cuándo ir
están naciendo en cada beso
y nacen a nacer de nuevo
sin tiempo para temer

no necesitan más
no pueden hacer más

como en un instante que se extiende
indefinidamente y sin inicio
han estado ahí juntos inaccesibles
desde antes de que sus nombres se nombraran
desde antes de la lluvia y la noche y el olvido

nunca más volverán
a su casa esta noche

permanecerán ahí
bajo ese gran árbol
a la orilla del mundo
inventando el amor
durante el resto
de nuestras vidas

 

Poeta de mi tierra envio a tu mundo un abrazo de colores,