Dolor infinito

Un rencor miserable,

una duda en el pecho

pudo más que mil versos

a nuestro amor honrados.


Los aires no escucharon

de canciones ni perdones,

sólo silencio interminable

hasta agotar razones…


No pudo el cogollo

dar al sol su belleza;

desairado en su suerte

fue cortado en su tallo.


Se durmieron los besos

esperando ser besos,

las manos, caricias,

los ojos, espejos.


El mar y las montañas

se quedaron muy tristes:

la caracola y el cactus

no cruzarán caminos.


En el bolsillo, ajados

se guardaron los versos

y un boleto de autobús

que nunca se ha comprado.


Persigo en las sombras

su delicada ausencia,

abrazos busco en ellas

al haberla perdido.


Vuelco mis lágrimas

para lavar recuerdos,

por las mejillas rozo

el paño del olvido.


La luna es sólo roca

–roca grande y redonda-

blanca, fría, sin vida,

angustiando mi cielo.


Una calle desierta

– imagen de mi espectro-

me dirigen a un final

vacío y sin regreso.


Con un sabor a nada

la tarde ya se extingue

y sella con su ocaso

corazones desechos;


la noche se ha adueñado

del tiempo y la distancia

y le entrega sus llaves

al desconsuelo eterno.


Sobre este amor extinto

hoy reza un epitafio:


“Aquí yacen dos almas

en dolor infinito”.
​

 

Muy triste poema, me gusto.

 

Eres muy amable, mi estimada Adriana, por haber pasado y comentado por mi poema.

Te envío un respetuoso abrazo.

 

Manolo...
En cada verso has volcado toda tu nostalgia y tu tristeza y has impregnado la pantalla con cada sentimiento de dolor que lograron traspasar el cristal y se hicieron sentir al leerlos.. Saludos Poeta!!

 

Muchísimas gracias, mi estimada amiga Mar, por tan tierno y generoso comentario.

Te envío mi respesuoso abrazo.

 

Preciosa obra de emocionante inspiración y talento grandioso, soberbia calidad.
Jorge Lemoine y Bosshardt, "Estrella Máxima" de Mundo Poesía.

 

Muchísimas gracias, mi estimado amigo Jorge, por pasar siempre y dejar tu grato comentario.

Un gran abrazo.