Dolor turbulento

Yo también resbale de las ramas de los árboles.
Como una hojilla, que cae en picada en otoño.
Yo también reí, como niño en dulcería.

También fui pisoteada,
como cualquier revista en el pórtico trasero.

Fui un poco tormentosa,
descuidada, y cruel contigo.

Extraño las tardes de té,
y como nuestras manos chocaban entre sí, para encontrarse.

Fui utilizada como arma y accesorio, de un ataúd andante.
Y es que se refieren a mí como su propiedad.
Como si fuese algo que pudiesen vender.

Y esta vida me cansa,
sino terminas cortándote las venas,
el tiempo, terminara por consumirte.

Tuve suficiente tiempo para pensarlo;
la vida en pareja no es para mí.
Es como una jaula de oro,
bañada en aquellos jugos vaginales que tanto disfrutas.
Pero, no deja de ser jaula.

Tarde es para un café,
y es demasiado temprano para un té.

Domingo se despide con una bofetada que sacude todo el desastre emocional que llevo dentro.
Las gotas de lluvia,
el aire soplando a mis parpados,
y esas ganas de besarle los sueños,
¡Ya no son más, una obligación!

Hoy me libero,
y abrazo a mi libertad;
me hago el amor en el pórtico,
y lambo las gotas de lluvia,
que posan en mi cabello.

Alguna vez, pude llamarle “pasión momentánea”.
Y hoy, es solo un recuerdo turbulento,
de una pesadilla, que me obligaron a creer. ​