Dolor

Una nariz carmesí del aura helada

la risa enterrando sentimientos

la virtualidad del rencor, moldeada

estuve en el paraíso donde vi lamentos

en el saber con la conciencia pesada

y los vientos de engañosos sueños.


Vértigo al pie de los escalones

los recuerdos cual campo de tiro

la no felicidad y el retiro

sabes que los rincones te rompen a tirones

salimos de un segundo con pasiones y demás lesiones

pero ningún sensato ha sugerido el olvido

porque el dolor no se ha rendido.


Miradas cual defensa a la barbarie

envoltura de transparente aluminio

censura sobre el marchito valle

sabe que lleva arriba el vestido.


Silencio que conlleva al trance

epifanías quizá en equilibrio

los pensamientos son un deslave

conducen al crítico sitio.


Una pluma si deseo languidecer

no, mamá, no es lo que parece

son los rasguños del súbito atardecer

que puso el risco en mi frente.

 

El Dolor es la forma más sencilla de aprendizaje, y el Universo duele mucho, porque se va rindiendo, y todo es, y nada es, al mismo tiempo. Finalmente, es como una lágrima. Ojos creadores, entonces, en su tristeza.

 

Con el poema y tu comentario siento que se formó una imagen incompleta del dolor. No es que quiera abarcar el mundo de un golpe pero... ¿no te queda a veces la sensación de querer decir algo que no existe? A mi si.

 

Lo que existe es mensurable. Pero el hombre, en su apogeo, no llega a medir todas las distancias que separan a unas galaxias de las otras, o a través del tiempo, las grandes épocas del Cosmos, y de sucesivos latidos o creaciones posteriores. Entonces, en ese Mare Magnum de cifras que tienen millones de ceros ( diez elevado a un millón ), nos perdemos, y pensamos que no existe tal cosa. Pero sí existe.