Donde habita la verdad

El silencio no es ausencia,
es presencia sin forma,
la voz primera
antes del verbo,
donde el alma escucha
lo que el mundo teme decir.

El tiempo no pasa,
somos nosotros
quienes nos deshacemos
en su cauce.
Cada instante es un espejo,
y cada reflejo,
una pregunta sin dueño.

¿Y la verdad?
No es una cima,
es el abismo que queda
cuando se caen las máscaras.
No grita, no brilla,
se oculta en los pliegues
de una duda bien mirada.

Vivimos buscando sentido
como quien persigue el horizonte,
ignorando que somos
el punto de fuga
de nuestra propia mirada.​

 

El poema revela que el silencio, el tiempo y la verdad no son lo que parecen, y que el verdadero sentido de la existencia no está fuera, sino en la mirada profunda que dirigimos hacia nosotros mismos.

Saludos cordiales