Dormir a un niño

Después de haber dormido a mis pequeños
en los brazos pacientes y amorosos,
al caer ya vencidos por los sueños
les miraba sus ojos lacrimosos.
Yo tenía tan solo ese momento
un agudo y terrible pensamiento.
Nunca estuve tranquilo ni conforme
del espanto al pensar mi propia muerte:
¿puede un niño tener más mala suerte
que perder un amor así de enorme?

 

Lesmo, nos compartes un instante de poesía intensa...muy intensa, yo también me pregunto ¿Como puede el amor y la muerte conjugarse con la inocencia?
Te dejo mi especial saludo en este suspiro de tu alma que se posa en unos versos muy sentidos.

 

Pues sí, querida Mireya, eso ocurría, cuando ya dormidos pensaba en qué sería de ellos sin el amor de sus padres. Mil gracias por acudir a estos versos mío y dejar tan delicada huella.
Con un fuerte abrazo fraterno.
Salvador.

 

P

Puede. y pasa.
y sigue pasando
el espejo donde mirarse.
Un fuerte abrazo.

 

Sin duda alguna. Mil gracias por la lectura y el comentario amables.
Con un afectuoso abrazo.
Salvador.

 

La imagen de un padre amoroso, que belleza!!!

 

Muchas gracias, Eunice Salvaje, por acercase a estas letras dejando este amable comentario.
Afectuosamente, un saludo cordial.
Salvador.