Dos piedras con sangre...

Acuérdate.
Dos piedras con sangre, distantes,
se acercan al son de clavar espadas,
porque un clavo solo se clava a base de impactos.
El agua al mar siempre se orienta,
al son de la sequía.​

Me pides avanzar descalzo y yo lo hago.
Me pides vendar mis ojos…y yo me ciego.
Me pides subyugar despierto mi cuerpo endemoniado…
y yo esclavizo la carne y dreno la sangre para que no desborde.
No me pidas someter mi alma…es lo último que me queda.
Yo soy el sujeto innominado, de corazón conjurado.
Soy el chico problemático, el adolescente rebelde con ansias de volar.
Mas no es volar lo que deseo, es planear esquivando los planetas…
centros neurálgicos de la preocupación…
contigo.​

Desearía coger tu mano y embarcar en un crucero sin fin…
rumbo alta mar…rumbo alta mar…
anclar nuestro barco a la deriva en el último cosmos…
allá donde nadie haya viajado…
contemplarte…
y quedar exhausto ante el avistamiento
de la última y más preciada maravilla del universo.​

Pero estamos aquí.​

Quisiera, pues, borrar las huellas de este amargo caminar,
que en sus paisajes oceánicos el santo mar las encubra,
que el frenesí de un tornado de la costa las destierre
y las disipe el sol cual lágrimas en cristal.​

Termino por huir de mi recreo,
de las canastas desvencijadas,
de las pintadas que tiñen odio
en las paredes que gritan PARA.​

Yazgo prisionero de unos sueños
que confinan extrañas ilusiones
y me desvivo…
queriéndolas cumplir.​

Pronto estaremos juntos.


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Bello poema.
Un beso
Rosario

 

Muchas Gracias Rosario.

Espero poder seguir publicando en cuanto encuentre los huecos oportunos...

Un saludo.

 

Me ha gustado tu poema. En especial los dos primeros párrafos, que tienen giros bastante originales. Un saludo y bienvenido.