Eco

El palo de agua imita la lluvia,
la piel responde con un tímido escalofrío,
se instala poco a poco
sobre la el lienzo desnudo.
La brisa de otoño desempolva
el encanto de sus rumores en pasadizos
en el naranjo sin verdes de este ocaso.

Invita a ser creyente de la magia,
de la vida, de lo incierto.
Apenas visible,
sé que habitas el borroso límite
que celoso se oculta en el horizonte.
Te llamo contemplando algún lucero escogido
por su largo bostezo.
Envío poemas con sus brillos y entre ellos suspiros.

En la cima me entero de aromas
que la piel ha vertido al océano del delirio,
entonces mesuro la pena y le susurro al hastío
que me siento vacío.
Si más te alejo atiza sincronizado algún evento,
sentados en los capullos
los regamos de melancólica alegría.

Eco… Quedo a tus pies… Eco.

Cautelosa estrofa aleña
sobre una pila de promesas y entuertos.
¿Con qué mano aciertas caricias?
Callosas palmas, ignoro la intensión sobre mi rostro.
Recostada sobre pétalos hace rocío.
Rocío que bebo en silencio del salar sobre su mejilla.

El viento trae noticias de tu vela extendida en mar abierto.
Me habla de cómplices recuerdos,
de fenómenos turbulentos,
de amoríos y desencuentros.
Noche lisonjera aun espero tu posdata infidente.
Con la prisa por responder
olvidamos terminar la lectura, nuevamente.

Sí, todavía ando por los mismos caminos,
famélico se hizo algún que otro sembrío,
justo donde los huesos flaquean cuesta arriba.
Las cuerdas polvorientas
ya no hacen la voz que recuerdas.
Sólo eco.
Eco en el que a gusto quedo a tus pies.
Eco.
​

 

un mudo concierto
de repercusiones
vagan solas haciendo la voz.
que poco a poco
se disipará con el tiempo,
abrazos
Denn

 

Me es grato ver sus reflexiones nuevamente, y sí el tiempo lo envuelve todo.
Abrazos. Gracias por pasar