Ecos de ectoplasma

Sin aire,
sin manos, sin voz y sin cuerpo.

Sin ojos.

Sobre la piel naranja de la tarde
tallada sobre un árbol.
Sobre la red de vidrios y burbujas
que se agita en el río.

De luz y de humedad,
y de viento y de tierra.

Bajo la fina tela que nos nace del lodo.
Sobre su tenue brillo y su calor,
detrás de los peñascos y del humus,
y a la orilla de un sueño entre los lotos.

De garzas y de buelles, y de hombres.
Y de hombres.

Sin dolor y sin miedo, sin miedo y sin dolor.
Con los ojos abiertos como un río,
que no sabe pensar y no se estanca,
que nunca parpadea en su cauce de barro
y es eterno y sereno en el declive.

Con la figura erguida y moldeable
como el torso de un árbol.
Con el cuello girado hacia la vida
y los pies olvidados a su cáncer.
Con los tiernos rebrotes de los niños
despuntando en el tiempo.

Y con las manos, la voz y con el cuerpo.

Con los ojos.

De agua y de cristales,
de la paz del espíritu en su templo de aire.

 

Muy interesante estos ecos que brotan desde tu espíritu... Una interesante obra que me ha encantado mucho.

Un beso y estrellas, Fran.

 

Muchas gracias Roxy. Un beso.

 

Sin aire,
sin manos, sin voz y sin cuerpo.

Sin ojos.

Sobre la piel naranja de la tarde
tallada sobre un árbol.
Sobre la red de vidrios y burbujas
que se agita en el río.

De luz y de humedad,
y de viento y de tierra.

Bajo la fina tela que nos nace del lodo.
Sobre su tenue brillo y su calor,
detrás de los peñascos y del humus,
y a la orilla de un sueño entre los lotos.

De garzas y de buelles, y de hombres.
Y de hombres.

Sin dolor y sin miedo, sin miedo y sin dolor.
Con los ojos abiertos como un río,
que no sabe pensar y no se estanca,
que nunca parpadea en su cauce de barro
y es eterno y sereno en el declive.

Con la figura erguida y moldeable
como el torso de un árbol.
Con el cuello girado hacia la vida
y los pies olvidados a su cáncer.
Con los tiernos rebrotes de los niños
despuntando en el tiempo.

Y con las manos, la voz y con el cuerpo.

Con los ojos.

De agua y de cristales,
de la paz del espíritu en su templo de aire.​

Uy amigo, qué poema!!! realmente es un eco para mí, y tiene metáforas hermosas como las del río por ejemplo, el árbol, el agua y todos esos elementos que se repiten desde lo profundo de estos versos parecen sonidos que al final mueren blandamente en los oídos... profundas letras que me han encantado.

 

Sí Gus, creo que es bastante espiritual. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.

 

Hermosa descripciòn Francisco, enfrentarse a uno mismo y sentir que no hay temor y que puedes seguir adelante, a esto me referia cuando te hablè de la mirada.placer leerte.besos:::hug:::

Sin dolor y sin miedo, sin miedo y sin dolor.
Con los ojos abiertos como un río,
que no sabe pensar y no se estanca,
que nunca parpadea en su cauce de barro
y es eterno y sereno en el declive.

Con la figura erguida y moldeable
como el torso de un árbol.
Con el cuello girado hacia la vida
y los pies olvidados a su cáncer.
Con los tiernos rebrotes de los niños
despuntando en el tiempo.

Y con las manos, la voz y con el cuerpo.

Con los ojos.

De agua y de cristales,
de la paz del espíritu en su templo de aire.[/I][/SIZE][/COLOR][/QUOTE]

 

Gracias por estar Azul. Este poema no es tan personal, es una búsqueda de la vida, una mirada amplia y existencial. Besos.

 

Excelentes metáforas, Francisco, una magnífica creación. De la orilla del sueño...finos, finos versos, con gran voz personal.

 

"Con la figura erguida y moldeable
como el torso de un árbol.
Con el cuello girado hacia la vida
y los pies olvidados a su cáncer.
Con los tiernos rebrotes de los niños
despuntando en el tiempo."

Espectacular esa estrofa... Muy buena la imagen. Un fuerte abrazo para ti.

 

¡Fantástico!
Tiene el raro sabor del misterio de lo Eterno. Un gran poema amigo mío.
Felicitaciones,
Eduardo.

 

Gracias ERA, me alegra que te gustara. Saludos.

 

Quizá también es la que más me gusta a mi. Gracias por tu presencia siempre Salvador. Un abrazo.

 

Gracias Eduardo, me agradan tus palabras. Un placer tenerte por aquí.
Saludos.