El adios

Volverán las brillantes mariposas
de las flores de mi jardín,
su nectar al libar,
pero aquellas que en el aire
escribieron nuestros nombres,
esas no volverán.

Te vas así que adios,
según la tradición debo llorar,
esa es la tradición.

De un reloj se oía acompazado el péndulo,
pero no había lagrimas ni dolor,
no había luto en el ropaje
simplemente era un adios.

No hubo testigos ni deudos,
simplemente fué un adios,
así como te recibí te entrego,
ya no quiero nada de tu amor.

Su amor madrugó en mis lares,
oscuro y florido lo veía,
pero hoy ya maduró,
del último asilo maltrecho
me despido sin temor.

Mi amor no se ha dormido,
es mi alma en proseción
que se despide para siempre
de lo que creyó limpio de aromas
y devorada el alma,
no se arrepiente de su acción,
adios para siempre,
simplemente adios...

José Manuel Muro Mora ...---------

 

Comprensivo, sentimientos grandes en un poema maravilloso y lindísimo.