El alba de un ocaso

Las calles y los arbustos
saben de tu victoria sobre el paisaje,
¿cuenta te das? incluso desterrándome
la distancia conjura mi vuelta en círculo.
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Yo puedo ver a las estrellas derivar
por cual perfume que dejas libre al cielo
chica brillante que camina a costa de mi retina
ojalá yo pudiera tener un cofre para tí.
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Me has roto el corazón para siempre,
ya siento que lo has roto.

Pegamento, y no he podido encajarme y andar
contando con ataques de histeria caprichosos
debe ser el silencio con sus granadas que me esparcieron.
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La historia de esta ilusión surca un óceano
los secretos del abismo permanecen seguros
el cuerpo se ha quedado en casa y me he ido a volar
es terrible lo que empuja adivinar otra vez el ayer.
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Te digo, haces trizas todas las flores de papel crepé
a tu amor le importa un bledo doler.
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Sólo es una dedicatoria, a la aventura no participas
mi amiga inusal para la época
plántate a mi lumbar y riégate todas las albas.
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Yo puedo relatar el enojo de los prados en tu otoñal cabello
la ida a huelga de las rutas por tu piel
la dantesca pintura de mi persona permanecer sentada
creando karma para la emoción de verte.
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Yo creo que me destruye una mirada más
tienes que saber que, el mundo amenece torcido a placer.
Me has ordenado sentir aquello que no iba a regresar
eso vuelve a matar de una manera tan hermosa.​

 

El amor a veces escribe con renglones torcidos. Me ha gustado tu poema. Un abrazo. Paco.