El amigo

Me lo encuentro todos los días
pidiendo ante mi portal.

Si no le das dinero se cabrea.

A mí como no le doy nada
me insulta: “puto gilipollas”.

Esta noche coincidimos en un bar,
yo con mi caña y él con su vino caro
y su ración de calamares.

Tuve la tentación de pedirle que me invitara.

Por nuestra vieja amistad.

 

El poema es un poco irónico. Pedir por necesidad es algo triste e injusto, y estas personas merecen el mayor de los respetos y por supuesto ayuda preferentemente de las instituciones sociales, dando trabajo digno por ejemplo. Pero hay otras personas que piden por la calle y no es por necesidad sino por abuso del buen corazón de la gente. Gracias, como siempre, por dedicar tu tiempo a leer y comentar mis poemas. Un abrazo, Alde.