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El amor de secundaria

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por percio, 14 de Noviembre de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 6230

  1. percio

    percio Poeta asiduo al portal

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    6 de Noviembre de 2010
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    La expresión máxima de la materia conocida es la conciencia, según los filósofos materialistas, me gustaría agregarle algo mas, el medio que la hace posible es el amor, sin amor el hombre muere y se convierte en animal, cuando es un animal, deja de tener conciencia y comete los horrores mas grande de su vida.
    Desde que nacemos amamos y la falta de este, crea el odio, gracias a el nos ayudamos, nos juntamos y también procreamos.
    Todos nosotros hemos sentido este mar de sensaciones, que aunque se expresen de muy distintas formas, siempre puedes reconocerlo como una sola, el amor.
    Existe el que lentamente se va formando como el amor de madre, que nace cuando empieza a jugar con muñecas y se concreta al dar a luz, como el fermento de un buen vino, mientras mas maduro es mas purificado, es este el amor rey de los amores, el de madre, que nos acompañara hasta el ultimo suspiro de nuestras vidas.
    Esta también el amor de los que con fe y devoción, llegan pidiendo salud al divino cuando peligra su vida, y es un amor tan puro que si de verdad lo encuentran, si vida pasa a un segundo plano y solo confían en que se que se haga “Su voluntad”.
    Esta el amor a la patria y quien lo vive intensamente llega a ser un mártir o héroe de ella.
    Todos estos amores son fuertes, nobles, dignos y puros, por tanto, los candidatos para estas historias son mujeres, y mártires religiosos o políticos, nada que ver con un montón de mocosos de secundaria.
    Así que les haré una anécdota de otro tipo de amor, de uno que todos nosotros lo vimos venir e irse muchas veces, el amor de juventud, este que llega siempre en forma de hormonas y como una droga que recorre por primera vez nuestro cuerpo, nos roba la voluntad, vanidad y orgullo, nos hace tocar el cielo con una mirada y con otra bajar al infierno tormentoso, si esta lleva el veneno del desprecio.
    Siempre me he dicho que el amor es una Palabra difícil de explicarla, pero a pesar que ya tenemos un promedio de cuarenta y tantos años, los autores de esta historia, aun no me atrevo a dar un concepto de este, todavía no lo sabemos todo, por eso me conformarme con narrarles un fragmento de la vida de mi amigo Pascual.
    “Pascual” es un nombre raro y feo, perdóneme los Pascuales, pero tengo que cambiar el nombre a mi amigo, ya que “Pascual” edifico una familia y su compañera se debe de sentir orgullosa y segura, de ser la única elegida para llenar su corazón, y a la co-protagonista le debe pasar lo mismo, por eso nosotros le llamaremos “América”.
    Ella, era delgada, frágil, cutis de porcelana, hermosa como una diva de 16 años, su edad la colocaba en 8vo, su suave caminar exaltaba al genero femenino, el hablar agradable y alegre, indicaba que de sus labios carnosos solo salían maravillas envueltas en rosas, el pelo fino y liso asemejaban una cascada plateada de agua, pero lo mas extraordinario eran sus ojos almendrados en tono verde claro , parecía que en su transparencia encontrarías las respuestas a todas tu inquietudes, era un sueño inspirado por un suspiro.
    El, la soñaba en todas partes y mientras más se ilusionaba con ella, menos intención tenia de hacer el ridículo al acercársele.
    Mi amigo era un buen mozo de esa época, con su clásico pelo largo de los 80’s, acomodado como un casco, bien peinado, el bigote, por el ataque de la testosterona, había dejado de ser incipiente, acompañaba a este una barba cerrada, de bellos muy finos que terminaban de suavizar su rostro, en cortes suaves, su mentón grueso, contrastaba con su cintura de señorita, que acentuaba la forma en V de su espalda.
    Anochecía en la secundaria básica en el campo (ESBEC) numero 53 “Carlos Fonseca Amador”. El día había sido fresco y ventoso, como es normal para los días de Julio, en la Isla de la Juventud, en Cuba.
    Las jornadas de trabajo agrícolas en el campo y la docencia, ya se habían suspendido, y todos los jóvenes, en su totalidad nicaragüenses becados, que vivían en esa ESBEC, se apresuraban a vestirse en los dormitorios con sus mejores galas, para lucir lo mejor posible, en una de las fiestas mas esperadas del año, la despedida de novenos.
    En el comedor se habían retirado las mesas para darle campo a los bailarines, monumentales parlantes alzaban la música, invitando a acercarse a la pista, mientras distintos grupos se apresuraban a llenar el lugar, las mujercitas en grupos de cinco o seis, los hombres igual y algún que otra perdido intentaba encontrar lugar.
    El momento propicio fue el toque suave y melodioso de “Total Eclipse of The Heart”.
    Las luces se bajaron y unos pocos llenaron la pista.
    Pascual se acerco a América, y en un súbito arrebato de inmensa autoestima, le solicito la mano, ella quedo viendo a sus amigas como quien no se lo espera , El volteo la cara para no ver una negativa y hacia el centro de la pista se dirigió, su mano firme sujetaba la de ella. Para no flaquear a última hora, tarareaba la melodía, aun así, el temblor de las piernas era evidente, y esto, contrario a lo que él creía, le dio seguridad a ella.
    El piano inicial de la música, fue el causante que acercaran sus caras y mano con mano comenzaron a moverse llevando el compás.
    América coloco sus manos sobre el rígido cuello del Titán y este con manos torpes y temblorosas, las deslizo detrás de su cintura. Solo se decía par sus adentros, América, América, suspiro cerrando los ojos transportándose, lejos, muy lejos, mientras le susurraba trazos de ingles melódico al oído.
    El frío de la noche invito a estrecharse, la luz se esfumo apagándose completamente, en ese momento solo eran ellos dos.
    Las toscas manos exploradoras de nuestro Colon, comenzaron a recorrer ese continente desconocido, mientras la frágil sirena se aferraba a un cálido y varonil cuello, posando después su cabeza en el hombro, para darse y darle confianza.
    Los tenso y exaltados músculos se relajaron al sentir el tibio aliento que recorrió todo su hombro izquierdo. Una fragancia con olor a champú de manzana inundó sus pulmones.
    Sus grandes manos fueron como dos pelícanos, que volaron a ras de la superficie andina, apenas tocando, la erizada piel de toda la cordillera vertebral de América.
    Abrieron los ojos y se miraron,... los destello de luz, que reflejaban los ojos de ella, simulaban un faro, enviando mensajes confusos de acercarse y alejarse, ante la duda, nuestro explorador, no se aventuro más allá del inicio del Canal de Panamá.
    Los dos trataban de entender donde debían colocar los consejos paternales.
    El sentía la presión de toda su herencia machista, de llegar al final, y colonizar con una bandera, la superficie lunar de América.
    Ella, La mariposa escondida en el capullo infantil de su mente, abría sus alas por primera vez. El consejo materno le decía vuelve al capullo protector, pero la corriente la impulso al aire y voló. Voló en cuerpo, mente y corazón.
    Ella cerro sus ojos de almendra y ráfaga tras ráfagas se le erizaron todos sus montes, desde Cabo Hornos, hasta la Patagonia, se abrazaron con fuerza y delicadeza a la misma vez.
    Los ojos cerrados, permitieron que dos frágiles sienes se rozaran y basto
    “un instante”
    Para congelar el tiempo en el unir de dos labios que tan solo deseaban tocarse.
    Cordura y deseo se hicieron camino, falto exceso y sobro cariño, en la justa medida para que aun hoy no haya perdido brillo ese recuerdo.
    Fueron besos de apenas unos instantes, que les dejaron una marca de fuego, para toda la vida. La huella que deja la primera vez, que otros labios tocan los nuestros.
    Lamentable y dichosamente no hubo mas tiempo para afinar o corromper este amor, pues a los pocos días, Romeo abandonaba la Isla de La Juventud, a continuar sus estudios, pero en esta ocasión era en su país, su aventura había terminado.
    Trato de imaginar el momento en el que tuvieron que despedirse en el parqueo de la ESBEC 53 y se me viene a la mente el fragmento de la canción de Hernaldo Zúñiga,
    “Que increíble es la distancia “
    Queda tu cara en el cristal, del fin de un autobús
    y con tus manos
    Adiós.........
    te vi hasta que te hiciste un punto.
    Amor.
    Pascual era mi amigo y confuso sobre el hecho acontecido la noche anterior, me lo conto, esperando analizarlo mejor si lo comentaba y así lo digería nuevamente, yo que en ese entonces no tenia nada en la sección de amor de mi biblioteca, lo guarde como un tesoro, que leí tantas veces, que aun hoy lo transcribo como si hubiese sido ayer.


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    Última modificación: 14 de Noviembre de 2010

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