El anciano solitario

Por una triste vereda
entre los olmos del rio,
paseando va un anciano
en este Otoño sombrío,
con las manos arrugadas
y en una de ellas temblorosa
un cayado sujetaba,
que unido a la tierra parecía
un cordón umbilical
que la misma con el tiempo
su cuerpo reclamaría.

Con pasos descompasados
tan cortos que parecían,
que de un momento a otro
su humilde figura gris
por el suelo rodaría;
con la mirada perdida
en la brumosa espesura,
y su vestido empapado
por la humedad que la niebla
en la zona desprendía,
su aliento se iba agotando
como se agotaba su vida.

Nadie sabrá nunca jamás
cuales eran esos recuerdos
que en su cabeza bullían,
de lo que seguro si estoy
es de los muchos años
que este pobre anciano
sobre su cuerpo tenia;
años estos de trabajos,
sacrificios y fatigas,
para sacar a su familia
del atraso y la penuria
en que vivían,
en aquellos tiempos pasados
que olvidarse no podía.

Este desvalido anciano
que en su lejano pasado
fue un niño de los de antes,
niños de la otra España
esa que pasaba hambre,
y a si pasaba su vida
entre miseria y desastres,
para ahora recoger
indiferencia y desaires.

¿ Habrá merecido la pena
todo el esfuerzo realizado
por esos hombres y mujeres
que han estado sirviéndonos
sin exigirnos nada a cambio?,
y a los que nosotros sus herederos
hemos dejado guardados
en lugares olvidados,
dejando a los que nos cuidaron
tristes, y al final abandonados,
por aquellos que cuando niños
siempre los tuvieron a su lado.

Y será cuando al final
y el último aliento hayan dado,
y sus almas inmortales sigan
en este mundo malvado,
cuando vean la ruindad
y el egoísmos que adorna
a muchos de los que
nos denominamos civilizados;
sentirán con decepción
como a los que más querían,
se reparten sus miserias
o las grandes alegrías,
lo mismo que le sucedió
a Jesús el Nazareno
con aquellos soldados romanos
y que a él crucificaron,
para luego repartirse
lo poco que disponía
sin poner ningún reparo;
y sin embargo después
del injusto trato que
con el crucificado tuvieron,
todos fueron perdonados
desde el ultimo al primero,
al igual que nos perdonan
nuestros desvalidos ancianos
cuando este mundo abandonan,
el sufrimiento que por nosotros
padecieron en su persona.

Joanmoypra/diciembre/2009

 

Muy bueno, eres todo un maestro describiendo las realidades de la vida, me ha gustado mucho por las verdades que dice de los ancianos, se olvidan hoy en día, dejándolos solos como si fueran un estorbo y no piensan que ellos dieron la vida por nosotros y la siguen dando, ha sido un placer leerlo amigo, te mereces todas las estrellas que hay, abrazos, Ricardo.

 

Pero es la realidad
Ricardo, amigo mio,
y lo peor es que
todos seremos ancianos
si Dios quiere algún día,
y veremos todo aquello
que verse no debería,
como la sociedad nos borra
mes a mes y día a día,
para quedar relegados
a la nada, como algo
que para nada servia.

Gracias por haber leido
este homenaje que hago
a todos eso ancianos
que siguen abandonados.

Un abrazo desde la Mancha de:
joanmoypra
sancholanza.blogspot.com

 

¡Hay muchos "hijos pródigos",y El Padre al otro lado, sabe que lo somos y nos perdona por que es Amor y así haremos todos.
Un abrazo y estrellas
Rosario

 

Esa es la realidad Rosario
que hijos pródigos todos somos,
pero tambien es verdad,
que es injusto que a los que
de nosotros cuidaron, cuando
ya útiles no son, vamos y
los abandonamos.

Un abrazo y gracias por tus palabras
desde La Mancha.

joanmoypra