El árbol de gigantes

Dispongo de un sueño infinito donde se vuelan cometas
y se vuelan aunque afuera cae un aguacero torrencial,
pero si mi cometa no precisa de buen tiempo
sólo necesita un poco de aire y yo se lo doy para viajar.

Dispongo también de un barquito de velas
cuyas velas están cubiertas con bellísimos pliegos de oro,
y aunque vivo en el desierto y aquí nunca hay agua
lo saco a navegar con el agua de mi imaginación.

Hace apenas unas horas que coseché un árbol de gigantes,
" y ¿de qué te sirven los gigantes?" me dijo mi seriedad,
bueno... con los gigantes que nazcan
me será más fácil tocar las cosas demasiado altas...
tan altas que parecen imposibles de alcanzar.

Claro, para sembrar el árbol de gigantes
primero necesité de tierra fresca
y como no hay agua que sobre,
decidí empezar a correr...
otra vez la voz de mi seriedad:
"eres estúpido ¿para qué corres tanto?",
bueno, corro para sudar
y regar con mi sudor el árbol de gigantes
para que crezca.

Mi seriedad se quedó mirándome con cara de asombro,
se sentó en la acera mientras que yo
traía una taza para colocar el sudor que me limpiaba...
"de verdad eres estúpido, tardará años en crecer"...
bueno, no preciso que crezca hoy,
yo tampoco crecí en un día.

Han pasado ya un par de años
y aunque el árbol aún sigue creciendo
ya recogí un par de gigantes
y alcancé cosas imposibles.

 

Trabaja y ama. La felicidad esta hecha de eso.

 

Tú lo has dicho. Saludos. Un placer recibirte por acá.

 

Me ha encantado todo el poema estimado amigo, ha sido un gusto leerte,
abrazos de colores,

 

Muchas gracias Guadalupe. Saludos. Un placer recibirte por acá.