El Atraco del Olvido

En las primeras horas de una tarde sin tabaco
rompen la puerta de mi casa e irrumpen.

Fríos y despacio,
llevan ganas de hacer daño,
la cara tapada,
y el alma en los zapatos.

Suben la escalera, quizás abren la puerta de mi cuarto
y les noto venir.

Hielan mis vértebras deslizando suavemente una navaja por mi espalda.

Abren una herida, una trinchera,
tal vez bendigan una fuente de sangre helada
y se me olvida gritar.

Roban pendientes en la mesilla de la mañana de un viernes,
se llevan frases descoloridas, minutos convertidos en ceniza,
chapas de cervezas sin terminar.

Se están llevando mi vida.

Así, el atraco del olvido se lleva tus recuerdos
y te deja una tarde fría, con la ventana abierta,
y sin tabaco.